Era el ocho de octubre a las cinco de la tarde (hora muy taurina). En la plaza de la iglesia de Urrea de Gaén, me estaban esperando. ¡Qué bonito es que alguien te espere! Y más, si, como en este caso, quien lo hace es un hermoso grupo de mujeres y hombres de corazón abierto y mirada limpia.
“Hola, vengo de Híjar, el mejor pueblo del mundo” (dije con provocadora intención). ¡Casi se me comen! ¡Dieron una lección magistral de amor por su pueblo! “Oye, oye, que Urrea es Urrea”, dijeron casi al unísono. Sonreímos. Bueno, nos reímos a carcajada limpia. Y es que, si uno no ama el lugar en el que ha nacido, es que algo no va bien. Porque los pueblos también necesitan que los amemos y defendamos a capa y espada. Así que estuvimos de acuerdo enseguida: ¡dos joyas iguales!
Fueron llegando en rosario, hasta completar el grupo: Pili, Montse, Miguel, Joaquín, Loli, Adelina, Lola, Turi, Juan, Carlos, Lola, Felisa, Teresa, Ángeles, Encarna, Salomé, Carmen, Pilar… Dijeron que eran más, pero ese día hubo un fallecido (que en paz descanse), y fueron al velatorio para acompañar a la familia durante la tarde. Es esa una de las buenas costumbres de nuestra querida tierra. ¡Si es que, en nuestra tierra, todo es bueno! Y si no, ¡lo hacemos nosotros!
¿Y por qué estaba yo allí? Sencillo: me habían leído en la página de Eshijar (un honor para mí), y querían conocerme. El deseo fue mutuo en cuanto su profe, Tamara, me lo propuso. He de decir con gran orgullo que Tamara es mi sobrina, ¡un cielo de sobrina! Las clases que ella da, dependen del CPEPA de Andorra. Urrea de Gaén es una de las aulas adscritas del centro. Tienen alrededor de cincuenta alumnos, que asisten a diferentes clases, de lunes a jueves. Se dan materias como:memoria, móvil, informática, salud, Formación Inicial de Primaria para personas adultas, inglés, estudio del mundo con diversas actividades… ¡Hasta una revista trimestral hacen! Cañares se llama. Y, por si fuera poco, tienen cuenta de Facebook, e Instagram: aulaadultosurreadegaen.
¡Madre mía, llevaba diez minutos con el grupo, y ya me encontraba cansada de tanta actividad! Pensé: ¡pero si no tienen tiempo ni para echar la siesta! Bueno, siesta o no, allí estaban todos y todas. más frescas que un manojo de rosas y claveles (se puede comprobar en la foto que adjuntamos a este texto).
El ratico se nos hizo bien corto, al menos, a mí. Hablamos de lo divino y de lo humano, de la vida, de la tierra, de las costumbres, de la necesidad de escribir todo lo que nos ocurre (y ocurrió en el pasado), para que no se pierda, para que los hijos sepan de dónde vienen, quiénes son, y aprendan cómo se puede sobrevivir con carencias de cosas materiales, pero arropados por algo tan rico como es la familia. Hablamos de la aceptación del que nos parece diferente, pero que es como nosotros; de la importancia de conservar nuestras tradiciones, nuestro patrimonio cultural y artístico, nuestra identidad. Hablamos de los nietos...¡ay los nietos!, ¡eso sí que es lo mejor del mundo!, ¡a ver quién se atreve a decir lo contrario! Y de poesía, claro, la que nos ayuda a mirarlo todo en color diferente. Y de muchas más cosas, ¡hasta de cocina! Sí que nos cundió, sí...
O sea, en menos que canta un gallo habíamos arreglado el mundo. ¡Anda que si nos dejaran, algo mejor irían las cosas!, jajajaja.
Se hizo la hora de cerrar la sesión, sin desearlo. La experiencia muy grata (espero que por ambas partes), pero no había mucho secreto, al fin y al cabo, Urrea e Híjar, Hijar y Urrea, son trocicos de tierra que se dan la mano, donde habitan corazones y cuerpos entremezclados. ¡La de veces que hemos ido desde Híjar a comprar “de todo” a la tienda del señor Galindo…!
Repetiremos, sí. Y me han prometido (igual no lo hicieron, pero yo lo deseo), que la próxima vez, vendrán con su cuadernico, en el que queden reflejadas algunas de sus vivencias para que todos podamos disfrutarlas. ¿A que sí, jóvenes? ¡Sois geniales! ¡Me dejasteis enamorada!
Gracias mil veces por una tarde inolvidable. Gracias a todos los profesores por vuestra labor. Gracias, mi querida Tamara.
¡Viva Urrea y viva Híjar! ¡Hasta pronto!
Autora : Teresa Rubira Loren .

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