La Cincomarzada es una de las principales fiestas populares de la ciudad de Zaragoza, una celebración que conmemora una batalla sucedida el día cinco de marzo de 1838 dentro del contexto de la primera guerra carlista.
A la muerte de Fernando VII en 1833, dos bandos opuestos entraron en lucha dando lugar a una de las guerras más duras del siglo XIX en España. De un lado se encontraban los partidarios de la infanta Isabel, todavía una niña. El bando contrario lo encabezaba el hermano del rey, Carlos María Isidro de Borbón, cuyos seguidores no aceptaban el reinado de Isabel ni la regencia de su madre, María Cristina de Borbón. Esta contienda, además de una lucha por motivos sucesorios, fue un enfrentamiento entre dos ideologías bien diferenciadas: los principios tradicionalistas de los carlistas y las ideas liberales de los isabelinos.
Así, y una vez avanzada la guerra, Zaragoza se encontraba en una posición estratégica entre los territorios carlistas de Navarra, Cataluña y el Maestrazgo turolense. En 1838, la importante guarnición isabelina que protegía la ciudad tuvo que salir de esta para engordar las filas de un ejército que debía cerrar el paso a Basilio García, militar carlista que había abandonado Navarra para unirse al general Ramón Cabrera en el Maestrazgo. Al ver Zaragoza desprovista de tropas defensoras, Cabrera decidió enviar a Juan Cabañero y Esponera en un intento de ocupar y saquear la ciudad.
La noche del cinco de marzo de 1838, Cabañero junto a un pequeño ejército de unos tres mil hombres entró en la ciudad solo para toparse con la feroz resistencia de sus habitantes.
Los zaragozanos combatieron a los invasores en las calles armados con cuchillos y enseres de cocina y caza; desde las ventanas de las casas llovían muebles, así como aceite y agua hirviendo. Al mismo tiempo, comenzó a correr la noticia de que las tropas isabelinas regresaban a la ciudad y los carlistas, derrotados y superados por la situación, abandonaron Zaragoza.
Como anécdota, se dice que lo primero que hizo Cabañero al entrar en la ciudad fue pedir un chocolate caliente en un establecimiento, tentempié que tuvo que abandonar intacto al verse forzado a huir.
Dos años después, tras el Abrazo de Vergara, el general cambió de bando y regresó a Zaragoza como parte de las tropas isabelinas de Espartero. Los zaragozanos gritaban a su paso: “¡Cabañero, que se te ha enfriado el chocolate!”.
Tras el episodio del cinco de marzo, la ciudad añadió a su escudo el título de Siempre Heroica y se bautizó como “Cinco de marzo” a una calle. Más adelante, esta fecha comenzó a celebrarse de manera popular y con el paso de los años se convirtió en uno de los acontecimientos festivos más esperados por los zaragozanos. Durante la dictadura franquista, la Cincomarzada se prohibió y la calle que lleva su nombre pasó a llamarse “Requeté aragonés”. A la muerte del dictador en 1975, la calle recuperó su nombre y la festividad resucitó con más fuerza que nunca.
Tradicionalmente, la Cincomarzada se celebra en el parque del Tío Jorge, donde los zaragozanos acuden con comida y bebida mientras diversas asociaciones y peñas organizan conciertos, actuaciones, juegos y toda clase de eventos de carácter popular. Durante algunos años a comienzo del siglo XXI, la celebración se extendió por otros parques como el de Oriente, pero en 2014 se recuperó su emplazamiento original.
Esta es una fiesta de fuerte carácter popular y reivindicativo, una celebración de los zaragozanos y para los zaragozanos que año tras año refuerza más y más los vínculos entre los habitantes de la ciudad.
Fuente : Clic Zaragoza.
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