martes, 25 de abril de 2023

PASEANDO POR LA HISTORIA : El pesado lavado en el río y con la ropa a cuestas.


                                        Resultado de imagen de tabla acanalada para lavar en el rio
                                ( Hijar  en  el  año  1937 , Rio Martin )



No hace mucho tiempo, el río era lugar también de tablas, jabón y ropa que lavar. El agua de las casas , en cantaros y tinajas ,era para beber. A lavar había que bajar al río. Frotando entre puños morados de frío, maderas o piedras, la mujer sacaba las manchas de sudor y polvo de la camisa del hombre del campo.

En el día de hoy, queremos rescatar algunas curiosidades , de cuando las mujeres iban a lavar la ropa al rio, cuando en las casas no habia agua ni baño , mucho antes de que se construyese el lavadero municipal, cuando nadie imaginaba que algun día llegarian las lavadoras.

La temperatura a la que bajaba el agua del río Martin era muy fría durante todo el año, pero en invierno era heladora. Para poder lavar y evitar la congelación de las manos, las mujeres ponían a su lado un caldero que llevaban de casa con agua caliente. Cuando ya no soportaban el frío, metían un rato las manos en el agua caliente para a continuación poder seguir lavando.

El jabón se elaboraba en casa y en su composición sólo entraban como ingredientes el aceite sobrante de la cocina, cortezas de tocino, sebo, sosa caústica y agua. Al añadir calor a esta mezcla se produce una reacción química que disuelve las grasas y, revolviendo de forma constante durante más de dos horas, se obtiene una masa viscosa. 



        ( Mujeres lavando en el Ebro, en Escatron, año 1953 )




   ( Mujeres lavando en el Cinca,  en Fraga , en el año 1950. )




Este jabón líquido se vertía en un molde y se dejaba enfriar durante un par de días en los que se endurecía, permitiendo entonces cortarlo en trozos que se guardaban para usarlos a medida que se necesitaban. No tenía fecha de caducidad, pero sí tenía un problema, y es que los ingredientes de los que estaba hecho también gustaban a los ratones.


               (  Mujeres  lavando  en  el  rio  en  Ariño, años  70 )



El jabón ayudaba en la tarea de eliminar la suciedad de la ropa, pero la mayor parte del éxito de un buen lavado dependía de la energía con la que se frotaba, restregaba y retorcía la ropa , en la tabla acanalada. 

Para recuperar el blanco luminoso en algunas prendas, se ponían a mojo con el “azulete” o “añil”, que eran unas pastillas de color azul oscuro que se metían dentro de un trapo atado con una cuerda. Cada pastilla servía para varios remojos, hasta que se terminaban diluyendo en el agua tras varios usos.

Como entonces no había lejía, la ropa blanca requería un tratamiento especial que consistía en que primero se echaba a remojo, luego se le daba un primer lavado en el río, se enjabonaba y se tendía a blanquear. Tender en la nieve daba muy buen resultado, así que mientras la había era ese el sistema utilizado (qué remedio).



Eshijar

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