Hoy, en nuestra sección de " El Hijar olvidado ", queremos rescatar la figura de " El sereno ", que existio en nuestra localidad, hasta los años 70, siendo Blas Mallor y Miguel Lahoz, los últimos serenos de nuestra localidad.
Nada mejor que echar la vista atrás y traer a la memoria parte de otras épocas y costumbres. Sirvan estas líneas para ensalzar la figura y no por menos tan noble oficio, de quienes durante años fueron los más fieles guardianes de las calles de nuestro pueblo.
Su nombre proviene de cuando informaban al vecindario , de la hora y del tiempo al grito de “las doce en punto y lluviaaa”. En verano, como casi nunca llovía, lo que solían gritar era “las doce en punto y serenooo” y la gente de tanto oír su canto empezó a llamarles así .
Decian algo asi . " Alabado sea Dios . Por siempre sea alabado. Las once y ( sereno , nublado o lloviendo " .
Los requisitos para entrar a formar parte del Cuerpo de Serenos consistían en no tener antecedentes policiales, medir cinco pies de altura como mínimo (un metro y medio, la media española de la época), tener voz fuerte y clara y estar entre los 20 y 40 años de edad.
Como representantes de la autoridad llevaban uniforme, con gorra de plato, azul oscuro y abrigo (un guardapolvo y posteriormente un capote) gris.
En cuanto a sus tareas, en un principio se dedicaban a tener a punto el alumbrado público (faroleros) y posteriormente se les encomienda hacer rondas nocturnas a modo de vigilantes de seguridad. Poco a poco fueron asumiendo otras funciones “no oficiales”, según la necesidad o circunstancias lo exigía, tales como acompañar a los vecinos a sus domicilios, requerir la presencia de los servicios sanitarios, ahuyentar a malhechores o incluso acudir en busca de confesor.
Hace unos años en su recuerdo, se confeccionarón los gigantes Blas y Miguel, que recorren las calles de nuestro pueblo, durante las fiestas patronales.
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