Febrero luce de manto
y de toque celestial
porque la luz de este día
se enriquece y atavía
con la fiesta de San Blas.
La plaza lleva su nombre,
el pueblo mira su altar,
y él nos protege y nos guarda
desde tiempo inmemorial.
Es permanente vigía.
Consuelo para el mortal.
Capilla por donde brota
de la gracia, manantial.
A sus pies lo celebramos
bajo su mano y bondad.
Y en este tiempo plagado
de luchas y enfermedad,
elevamos oraciones
suplicando bendiciones
para que llegue la paz.
Febrero enciende su manto
por la fiesta de San Blas.
Y aquí, nuestros corazones,
donde abiertos a tus dones,
para siempre, encontrarás.
¡Viva San Blas!
Autora : Teresa Rubira.
Y con el terminaron los santos capudos, ahora esperaremos otros santos que en nuestro Híjar, tengan renombre.
ResponderEliminarY qué San Blas nos proteja la garganta!!
ResponderEliminarViva san Blas
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