Solo Dios, que conoce la medida
del amor que las madres entregaron,
sabe bien como llega el desamparo
al inmenso dolor de su partida.
Son momentos de llantos y de herida
cuando notas la sombra de su ausencia.
Cuando vives mañanas, con la urgencia,
de sentir esa mano tan querida.
Solo a Dios, que conoce la medida,
le pedimos la gracia, y el consuelo,
de saber que la lleva para el cielo
y le da, por su amor, la bienvenida.
Los amigos, vecinos y familia,
con cariño de siempre, que hoy florece,
le darán el adiós que se merece
y el respeto en la eterna despedida.
¡Solo Dios, que conoce la medida,
sabe MADRE, lo mucho que debemos
a quien deja su vida en nuestra vida!
Descansa en paz.
Autora : Teresa Rubira .
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