En la primera parte de este artículo les hablaba de lo atascadas que suelen ir las carreteras californianas, por culpa de la enorme cantidad de vehículos que circulan por ellas. Suelen ser muy anchas: con frecuencia (aunque no siempre) tienen 2, 3, 4 y más carriles, bien anchos, y además con arcén generoso en ambos lados. No son de peaje, excepto en algunos lugares concretos, por ejemplo, en los puentes muy largos. En general, el firme está en buen estado.
Las carreteras, importantes o no, se designan con un número, al igual que en España. Todas las que tienen números impares van de Sur a Norte. Por ejemplo la autopista interestatal 5 nace en Chula Vista, al Sur de California, junto a Tijuana (en la frontera mejicana). Va paralela a la costa, hacia el Norte, hasta terminar junto a Vancouver (en la frontera canadiense) a lo largo de 2.220 km.
Las carreteras con números pares van de Este a Oeste. Por ejemplo, la autopista interestatal 80 va desde el Este (N. York) al Oeste (S. Francisco), a lo largo de 4.670 km. La más famosa de todas es la interestatal 66, popularmente conocida como “La Ruta 66”, que hemos visto en tantas películas de cine y TV. Como su número es par, va desde Illinois (al Este), hasta su final a orillas del Océano Pacífico, en el muelle de Santa Mónica, que es una de las playas de la ciudad de Los Ángeles (al Oeste).
Tienen grandes paneles electrónicos sobre ellas, que informan sobre atascos, malas condiciones meteorológicas, etc. Hoy mismo, circulando por la autopista 80, he leído en uno de ellos este mensaje: “Han subido las multas por circular más deprisa de lo autorizado en el tramo en obras. Vaya despacio”. Como decimos en España, “Más claro, agua”. Se ve en ellos mucha información sobre la cuantía de las multas a lo largo de las carreteras. No he visto ninguna que baje de 250 dólares. Muchas, superan los 400 dólares.
Y ahora les hablaré de aquello que suele atascar las carreteras: Los coches. En cada familia suelen tener dos, o más. Lo que se explica por lo enormemente diseminados que se encuentran todos los edificios de cada ciudad o pueblo: los hogares, centros comerciales, centros de ocio, lugares de trabajo, etc, están muy alejados unos de otros.
Acostumbrados al tamaño de los pueblos y ciudades europeos, es sorprendente el espacio que ocupan aquí. Casi nadie va a pie por las aceras, porque las distancias son muy grandes, y se necesita el coche para casi todos los desplazamientos.
( Foto 1 : El tráfico rodado en Los Ángeles es habitualmente muy lento, con atascos continuos. A pesar de ello, se usa poco el transporte público, que por otra parte, tampoco es tan eficaz como en N. York. )
Por si fuera poco, el transporte público por carretera casi no se usa. Y es que hay pocos autobuses o trenes de pasajeros, por lo que para trasladarse de una ciudad a otra, la mejor opción es el coche. Alquilar coches es aquí más barato que en Europa. Por ejemplo, alquilar un Ford Focus para 5 días, con recogida en el Aeropuerto de Los Ángeles y entrega en el de S. Diego, cuesta 138 €. La gasolina es barata.
Durante casi todo el siglo XX, fue E.E. U.U. el país líder de la industria automovilística. Hoy, las cosas han cambiado totalmente. La mayor parte de los automóviles que se ven por aquí son de marcas japonesas: Toyota, Honda, Nissan, etc. También, aunque menos, hay otros de procedencia asiática: Lexus, Kia, etc. Se ven relativamente pocos auténticamente norteamericanos: Ford, Chrysler. En cuanto a los de gama alta, son muy apreciados los coches europeos: Mercedes, BMW, etc. Y hay pocos de las marcas típicamente norteamericanas: los Dodge, Cadillac, Buick, etc.
Casi la totalidad de los coches son aquí de cambio de marchas automático. Van muy bien para el tráfico lento, en el que se producen muchas paradas y arranques. Prácticamente no los hay de cambio manual. Únicamente en zonas de alta montaña, con carreteras con muchas curvas, se vende algún coche con cambio de marchas manual.
En cuanto al combustible, aquí el gas-oil es casi inexistente. En muchas gasolineras no lo hay. Sólo algunos camiones (no todos) y algunos pocos automóviles de fabricación europea lo usan. Hay gasolina de 87, 89 y 91 octanos. La gasolina de 91 octanos cuesta unos 2,9 dólares el galón (los americanos no usan el sistema métrico decimal. Ya hablaré de esto otro día), en los centros comerciales, y algo más en otras gasolineras.
Haciendo la conversión de galones a litros, y de dólares a euros, la gasolina de 91 octanos, a 2,9 dólares el galón, equivale a unos 65 céntimos de euro por litro; aproximadamente la mitad de lo que vale en España. La gasolina de menos octanos es aún más barata. Esta gran diferencia de precio se debe en parte, a que E.E.U.U. es un país exportador de petróleo, y en España se importa. Aunque sobre todo, se debe a los desproporcionados impuestos con los que en España se grava a la gasolina. En Estados Unidos estos impuestos son mucho más moderados.
Me he reservado para el final comentarles los coches más de moda y más deseados ahora mismo por los norteamericanos: los Tesla. Esta compañía comenzó a vender automóviles en 2012. A pesar de que aún son carísimos, se van viendo cada vez más, por lo que ahora mismo están en construcción varias fábricas nuevas, de gran tamaño. Actualmente, el valor en bolsa de esta compañía, nacida en Palo Alto, capital del “Valle del Silicio”, ya supera al de Ford. Tiene suscritos convenios de cooperación con Mercedes y BMW, de modo que sin ninguna duda, este tipo de coches representa lo que veremos en los próximos años, también en España, en materia de locomoción.
( Foto 2 : Tesla modelo S )
Lógicamente, los primeros ejemplares de cualquier artilugio de tecnología novísima son muy caros. Pero al cabo de algunos años, gracias a su fabricación masiva, su precio se irá haciendo asequible. Por ahora sólo hay dos modelos de coches Tesla: los X (valen algo más de 100.000 dólares) y los S (el que yo vi en mi visita a un concesionario Tesla en Palo Alto, valía 69.500 dólares en su versión más básica). Hay también una variante exclusivamente deportiva, el Tesla Roadster, y están a punto de entregarse los primeros Tesla del nuevo modelo 3.
Hace ya año y medio que Tesla anunció que se abría al público el plazo para pedir un Tesla 3 por Internet (son algo más pequeños, valen 35.000 dólares), previo pago de 1.000 dólares en concepto de reserva. El primer día del plazo ya se reservaron 180.000 unidades, y ahora se cuentan por millones. Pero creo que no ha sido hasta ahora cuando se han entregado las primeras unidades. Yo aún no he visto ningún Tesla modelo 3 circulando.
El diseño y funcionamiento de los Tesla son absolutamente nuevos: Son totalmente eléctricos y muy silenciosos. Tienen las baterías, muy planas, alojadas en el suelo del coche, sobre el chasis. Están garantizadas para 8 años. En un tiempo de carga (que se puede hacer en casa) de 20 minutos, adquieren una autonomía de unos 350 km. En otros 20 minutos, ya tienen autonomía para más de 500 km. Además, su potencia y capacidad de carga se pueden aumentar, instalando más baterías.
Son capaces de tener unas aceleraciones y velocidades punta enormes, imposibles de alcanzar con cualquier motor de explosión convencional (aunque esto último no es importante en USA: la velocidad máxima permitida aquí es de 65 millas/hora, o sea unos 105 km/ hora, y además hay muchos atascos). Sin embargo, su motor es muy ligero y pequeño; si levantamos el capot delantero, el motor eléctrico solo ocupa una pequeña parte de él, junto al parabrisas. El resto del espacio que queda es el portaequipajes delantero, que junto con el trasero, nos ofrece mucha capacidad para maletas y paquetes.
( Foto 3 : Interior de un Tesla S )
Tienen muchas menos piezas mecánicas que los coches convencionales, por lo que hay menos posibilidad de averías. Su aspecto interior es lujoso y llamativo. Tienen una pantalla de cristal líquido bastante grande, desde la que se controla todo electrónicamente: la suspensión, reglaje de asientos, presión de las ruedas, GPS, etc. Me llamó la atención que no tienen ninguna palanca, ni de cambio manual ni automático. Podemos controlar ambas opciones desde la pantalla. Salen de fábrica con la función “conducción automática” ya incorporada (no se necesita conductor, este coche se conduce él sólo). Aunque hasta ahora, esta opción aún no está legalmente autorizada en USA.
Ya hay instalada una amplia red de estaciones de carga Tesla por todo el país. Pero en realidad, estos coches no son ecológicos, porque la electricidad que necesitan se produce en Centrales que consumen gas o en Centrales nucleares, entre otras. Para resolver este problema, Tesla tiene ya en fase de experimentación avanzada un nuevo tipo de estación de recarga: tiene capacidad hasta para 7 coches a la vez. Su techo está recubierto de paneles fotovoltaicos, de modo que los coches que recargan aquí solo van a consumir energía solar. La idea que defiende Tesla es la de salir de casa con la batería cargada y, tras recorrer 300 km, pararse para descansar en una estación de recarga durante unos 20 minutos, a la vez que el coche recupera la autonomía que habíamos consumido.
( Foto 4 : Estación de carga Tesla )
Los Tesla quizá supongan el resurgir de la industria del automóvil en Norteamérica. En todo caso, me he interesado por ellos, porque no hay duda de que es la tecnología que nos espera en un futuro ya no lejano.
Saludos desde Roseville, California. ( Continuara... )
Enrique Garralaga Robres
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