La luz de nuestros faroles
es Gracia del mismo cielo
pues ya baja bendecida
por la Virgen del Carmelo.
La noche se hizo plegaria
con sus reflejos de fuego
que descendían altivos
entre piedras y romeros.
Al perfume de los pinos
era más puro el anhelo
y el eco de Ave Marias
sonido de terciopelo.
La senda quedo marcada
el alma sintió su vuelo.
Desde arriba, la Patrona,
el mejor de los luceros.
Sea la Iglesia testigo
de sentimiento sincero
a este Rosario que llega
de Aragón, al mundo entero.
Hijarano , cuánto orgullo
el de juntar los Misterios
que llevaban nuestros padres
con devoción y respeto.
El Señor hoy, nos bendiga.
Mande la luz, que del cielo,
encienda los farolicos
para gozo de este pueblo.
La Virgen sea por siempre
remedio, paz y consuelo.
El sentido que buscanos
para subir al Carmelo .
Autor : Teresa Rubira
Que la luz de los faroles ilumine siempre nuestro camino. Seguro que desde el cielo, todos los que con respeto y devoción a la Virgen del Carmen portaron antes esos mismos faroles, vieron de nuevo, como cada año, las luces que trazan cada 21 de agosto el camino que une a la Virgen con nuestro pueblo.
ResponderEliminarGracias Teresa por tus palabras.
Con los pelos de punta me has dejado Teresa.
ResponderEliminarPreciosa Teresa muy bonita. Gracias
ResponderEliminarOtra buenísima poesía prima, con la boca abierta y un corazón comprimido me has dejado.
ResponderEliminarMuy poco para lo que merece nuestro Rosario de Cristal. ¡Una auténtica y singular joya!
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