Acarrear : Trasportar, llevar desde el campo a la era la mies segada, en carro con palones para los haces y con armage con redes para la mies segada a máquina. Se solía echar un primer viaje a lo más lejos de la era y un segundo a lo más cercano. En la oscuridad de la noche, sentaos o acurrucaos con una manta en la caja del carro, se iniciaba la marcha al monte. A pesar del traqueteo del carro, debido a piedras o roderas del camino se echaba una cabezada. Una vez llegados al monte , si eran haces se echaban los primeros a mano, y cuando no se llegaba más se daban con el horcón. Durante la carga el que daba los haces se separaba del carro de vez en cuando para vigilar como iba la carga, pues esta no debía ser ni muy delantera ni muy trasera. Una vez terminada se ataba con una maroma asegurando que quedase bien sujeta, pues la caída de un solo haz, corría el riesgo de que toda la carga se viniese abajo, si esto sucedía, era objeto para mofarse los vecinos.
Adoba : Masa de barro y paja moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se empleaba en la construcción de viviendas y paredes.
Apurruñar : Apretar algo con la mano cerrada (lo tiene apurruñao y no lo suelta).
Artesa : Cajón cuadrilongo, por lo común de madera, que por sus cuatro lados va angostando hacia el fondo. Sirve para amasar.
Balarrasa : Persona de poco juicio (es un balarrasa).
Barriguera : Cincho que se pone por debajo de la barriga de las caballerías, para que no se empine el carro de varas.
Brasero : Pieza de metal, circular, honda, con borde y un protector de alambre en el cual se echa el cisco. Se coloca sobre una tarima bajo la mesa camilla para dar calor. Era testigo mudo, de todos los sueños y secretos familiares, que los mayores se contaban sentados al rededor de la mesa camilla con las piernas tapadas por las faldillas .
Bridones : Aparejo con anteojeras que se ponen en la cabezada para que los machos vean solo de frente.
Cachetero : Golpe que se da con la mano detrás de las orejas a los conejos para matarlos .
Cagadillo. Pasta hecha con el mismo volumen de azúcar y almendras. Dulce casero tradicional que se hacía por Los Santos, en un recipiente que se untaba antes con aceite, se calentaba el azúcar hasta conseguir que se caramelizara hasta obtener una masa uniforme viscosa, a continuación se añadían las almendras, continuando el calentamiento a la vez que se removía el conjunto al fin de mezclarse bien, y en otro recipiente o molde untado de aceite para no pegarse, se vertía la mezcla y se dejaba que se enfriara.
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