Una palabra puede ser un gran discurso.
Un discurso puede ser un gran silencio.
Y es que casi siempre aquello que callamos
es lo verdadero.
Algo verdadero puede parecer una mentira
y una mentira puede ser –al fin y al cabo-
lo más auténtico.
También lo auténtico va sujeto a circunstancias,
tú y yo lo sabemos.
Porque -aunque no te mire- te estoy viendo
y –aunque no te toque-
mis dedos llevan en su memoria tu distancia,
la certidumbre de tus pasos, tu evidencia.
Por eso, puede que pase el tiempo y no te diga nada
mi gran discurso será acaso esta ausencia de palabras,
lo que no digo,
esto que guardo y que me llevo.
Que –aunque parezca una mentira-
es –lo más auténtico- que hoy, tengo para darte.
Autora : Martha Jacqueline Iglesias Herrera.
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