Se tiene noticia de la imprenta en Híjar desde 1482, siendo una de las más antiguas de la Península, y se caracteriza por sus ediciones en caracteres hebreos, cuadrados y rabínicos. La imprenta de Híjar está considerada por Haebler como la más fecunda de las imprentas judías en España.
La existencia de imprenta en Híjar se debió al interés y protección del primer Duque de Híjar, Don Juan Fernández de Híjar y Cabrera, resaltando la perfección y abundancia del material empleado, utilizando iniciales xilográficas, portadas orladas, escudos tipográficos, etc.
El primer impreso es el Deuteronomio más el comentario de Rachi, acompañado en el mismo volumen de otro texto, el Targum en arameo, que se conserva en el Seminario Teológico Judío de América en Nueva York. Siendo impreso casi todo en papel, curiosamente las últimas páginas son en pergamino. Por notas marginales estuvo en Egipto, donde fue bastante corregido. Los tipos hebreos son de procedencia italiana.
Este primer impreso pertenece a Abraham Maimon Zanete, siendo el único que se conoce de él. Es curioso que ese mismo año se publicara también en una ciudad universitaria de la entidad de Bolonia. Página del Deuteronomio más el comentario de Rachi, impreso en Ixxar (Híjar) por Abrahm Maimon Zanete .
Señala Ángel Alcalá Galve que “se sabe poquísimo de la imprenta hebrea en Híjar, y maravilla que en dicha localidad pudiera existir una imprenta de ese carácter, la única explicación posible debe cifrarse en la vitalidad secreta de las aljamas de algunas localidades aragonesas y en su demanda de libros sagrados”. Señala Miguel Ángel Pallarés que los impresores judíos prefirieron la discreción de localidades menores con barrios de su religión para abrir sus oficinas, frente a las grandes ciudades que elegían los impresores cristianos. En 1485 se instaló en Híjar el impresor judío Eliezer ben Abraham Alantasi, que trabajo allí hasta 1490.
Haebler considera que fue la más fecunda de las imprentas judías de España. Los caracteres de los libros impresos en Híjar son notablemente bellos. La impresión está dispuesta, en algunas de sus producciones, en tres columnas cada una de un cuerpo de letra diferente, con las rúbricas en un cuarto cuerpo más grande. Se encuentran además iniciales grabadas en madera y otros adornos del mismo carácter, tal como la marca del impresor, que es de dos formas: representa un león rampante solo, o el mismo león combatiendo a caballo.
Las obras impresas por Alantasi conocidas hasta la fecha son cinco. Dos de ellas corresponden a Jacobo ben Asher, rabino de Toledo originario de Colonia: Orach Chaim (Sendero de la vida), primera obra impresa por Elieser en 1485. Johre Deha (Indicador de la Ciencia), aparecido en 1487. Más tarde imprime un Pentateuco (1487-88), y otra Biblia hebraica, con comentarios de Solomon ben Isaac (1490). El primero presenta adornos similares a las del Deuteronomio de 1482, por lo que no habría que descartar la posibilidad de que se tratase de la misma imprenta y el mismo material tipográfico.
En 1486 aparece el Manuale sacramentarum dioecesis Caesaraugustanum, que Haebler supone impreso en Híjar, aunque carece de indicaciones tipográficas. Se trata de un libro de 104 hojas con signaturas, tamaño folio (28 cm.), texto de 20 líneas por página, impreso con una sola letrería gótica de mayor tamaño a dos tintas, roja y negra. Probablemente lo imprimió Alfonso Fernández de Córdoba. Utilizó el perlado francés o puntos blancos sobre fondo negro en la orla de la primera página, suponiendo una novedad tipográfica en España.
La figura de Alfonso Fernández de Córdoba es muy interesante y ha sido estudiada por Francisco García Craviotto. Vamos a profundizar un poco más en este impresor. Fernández de Córdoba era orfebre y castellano de nacimiento. Se establece en Valencia, donde aparece relacionado con el círculo de la compañía llamada “de los alemanes”. El testimonio fechado más antiguo de este impresor es el extenso colofón de la Biblia romanzada en valenciano de Bonifacio Ferrer, realizada entre 1477 y 1478, junto a su socio alemán Lamberto Palmart. Fernández de Córdoba trabajó en Valencia entre 1477 y 1485.
Posteriormente se asoció con los editores Gabriel Luis de Arinyo y Salomón ben Zalmati, judío natural de Játiva y orfebre de profesión, que Asunción Blasco supone que fuera la misma persona que el mencionado editor Zanete. Empleó la letra gótica de tipos venecianos en todos sus impresos. Por circunstancias dramáticas de su vida, no aclaradas, le obligan a abandonar Valencia y establecerse en Murcia. Se cree que pudo deberse a su posible condición de judío converso. Hay elementos de apoyo nos conducen a su posterior establecimiento en Híjar, donde se testimonia además la participación del editor Salomón ben Zalmati. Ello se basa en antecedentes bibliográficos, el elemento decorativo de los libros y la vigencia territorial de la materia de los libros que imprime, ya que además del mencionado Manuale, se puede señalar del mismo impresor hoy día un nuevo incunable titulado Capitoles de la Sancta Hermandat en el reino de Aragón, hechos en la Junta de Síndicos de Zaragoza a 18 de diciembre de 1487, y adiciones de 4 de julio de 1488. Ocupa 17 hojas con signaturas, tamaño folio (27 cm.) y texto de 36-39 líneas por página. Entre 1485 y 1490, época de plena actividad de la imprenta de Alantasi, encontramos allí al editor ben Zalmati, su fiel colaborador, que ya había estampado su marca del león rampante en el Orach Chaim de 1485. Con la llegada de Fernández de Córdoba se empiezan a utilizar caracteres latinos en Híjar, que conviven con los caracteres hebraicos, aunque faltan pruebas de que este impresor los usara.
Tampoco ha podido determinarse donde aprendió Alantasi el arte de imprimir, aunque se ha afirmado, sin fundamente según craviotto, que tal vez de Fernández de Córdoba. En la extinción de la imprenta judaica de Híjar fue decisiva la muerte del Duque en 1491 y el edicto de expulsión de los judíos de Castilla y Aragón en 1492, aunque hay indicios de que se adelantara. Por un lado consta que Salomón ben Zalmati no se encontraba ya en Híjar en diciembre de 1490, como prueba un proceso inquisitorial contra él documentado en Valencia.
Por otro lado están los incunables hebraicos portugueses impresos en Lisboa en 1489, que llevan las iniciales del mismo estilo de Fernández de Córdoba, incluida su característica orla grabada. Este impresor fue un impresor trashumante, comparable a Nicolás Spindeler o a Diego de Gumiel. La buena coexistencia cristiano-judía en Híjar, favorecida por el duque, hizo que un converso como Fernández de Córdoba se sintiera a gusto en esta imprenta. A la vez nos explica como el cabildo de la catedral de Zaragoza pudo encargar en Híjar, a través del duque, un libro litúrgico. Sobre posibles contactos entre las imprentas de incunables de Zaragoza e Híjar, donde no hay evidencias fuertes, Pallarés indica que es seguro que la producción de ambos sitios entraría en los mismos circuitos comerciales del libro impreso por toda Europa.
Pero probablemente la imprenta siguió funcionando brevemente, regentada por impresores cristianos. Vindel recoge la noticia de un Tractatus brevise de articules fidei, de Johannes, patriarca de Alejandría, sin indicaciones tipográficas pero impreso en Híjar hacia 1495. Esta es la última noticia de la imprenta en Híjar, que debió desaparecer un poco más tarde, y ya no reapareció hasta que en 1854 apareció en la villa el “Establecimiento de Ulpiano Huerta”, del cual solo conocemos unas Ordinaciones de la Alfarda, correspondiente a la villa de Hijar, Urrea de Gaen y Lapuebla (sic). En el siglo XX se publican varios periódicos. En 1918 aparece El Regionalista, dirigido a Joaquín Bernad y en 1922 Los riegos del Martín, por José Antonio Dosset Monzón. Durante la Segunda República aparecen Combate, de la CNT (1937) y 25 División, de la UGT (1937-38).
Autor : Sergio Benitez Moriana.
¡Interesantísimo! ¡Nuestro pueblo ya era importante desde tiempo inmemorial! Gracias.
ResponderEliminarUna vez restaurada la sinagoga, se podrían añadir unas maquetas sobre la imprenta y algunas copias de páginas que se imprimieron, por hacer todavía más interesante la visita.
ResponderEliminarMuy interesante. Parece que desde fuera de Híjar se da más importancia a nuestra historia y a nuestro patrimonio que la que nosotros mismos les damos. Esto no tiene por qué ser así siempre. Deberíamos cambiar.
ResponderEliminarEnhorabuena por el gran pasado que atesoráis en una pequeña población donde los caracteres hebraicos no tenían parangón en casi toda la península.
ResponderEliminar