A caballo regalado, no se le mira el diente es un proverbio que significa, de forma general, que al recibir un regalo, se debe de tomar una actitud de satisfacción, alegría y agradecimiento, a pesar de que no ser de nuestro agrado.
Este refrán enseña a los individuos que cuando se recibe un obsequio como regalo, no se debe de buscar defectos, aspectos negativos, ni criticar el mismo. Todo lo contrario, se debe de recibir con buen agrado y agradecer por el gesto.
El refrán en estudio presenta algunas variantes, como: “a caballo regalado, no se le mira el colmillo”, “a caballo presentado, no hay que mirarle el diente”, “a caballo regalado, no se le mira el dentado”, entre otras.
En inglés, la expresión "never look a gift horse in the mouth", es usada con el mismo sentido.
Origen del refrán
“A caballo regalado no se le mira el diente”, surgió como consecuencia de la edad de los equinos, ya que a través del estado de los dientes de los animales se puede determinar la edad y su estado de salud. A los dos años, el caballo cambia de dentadura y nacen dientes de color amarillento pero con el pasar de los años los mismos se empiezan a desgatar producto de la masticación.
Tomado en cuenta lo anterior, al comprar un equino o animal es fundamental observar el estado de los dientes, pero al ser regalado no posee importancia si es viejo o nuevo. De esta manera, se aplica para todos los demás presentes que se recibe a pesar de no ser de nuestro gusto.
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