A quienes hemos crecido en Híjar nos llaman la atención los árboles muy frondosos, porque desgraciadamente, aquí tenemos poquísimos. En el siglo XIX se talaron tantos pinos, que ya sólo nos quedan los pequeños restos de un pinar, que antes debió ser espléndido, mucho mayor que el que vemos ahora. Hay también una partida en nuestro término municipal llamada “El Sabinar”, pero ya no queda ni una sola sabina.
No me resisto a incluir una foto de un magnífico pino del que los hijaranos debemos sentirnos orgullosos. Hay también, en el camino de las Vegas, algunos altos ejemplares de álamo blanco, entre ellos uno de 30 metros de altura, pero muy poco más.
Foto 1: Pino de Híjar
Aprovechando que ya estábamos jubilados, mi mujer Carmen y yo, nos fuimos a visitar a nuestra hija Mamen y su marido, que entonces vivían en California, en Estados Unidos. Tuvimos la oportunidad, que por supuesto aprovechamos, de viajar mucho por aquel estado norteamericano, y también por los estados vecinos, Nevada y Arizona. No podía volver a casa sin antes haber ido a ver personalmente los famosos árboles gigantes de California llamados “Sequoias”. Fue inolvidable el paseo que nos dimos por un bosque que tenía algunos ejemplares, del que les mostraré varias fotos.
Para quien admira, como yo, los bosques bien poblados, California es un verdadero paraíso. Viajando hacia la Sierra Nevada y el lago Tahoe, pueden divisarse, a ambos lados de la carretera, interminables kilómetros y kilómetros de pinares muy espesos, que llegan hasta donde alcanza la vista. No es de extrañar que en verano se produzcan incendios verdaderamente gigantescos. En algunos de estos pinares hay ejemplares de Sequoias.
Los Sequoias son relativamente inmunes a estos incendios; suelen vivir bastantes siglos, por lo que casi todos los que hoy en día siguen vivos han tenido que sobrevivir a algún que otro incendio en algún momento de su larga vida. Es difícil encontrar Sequoias que no muestren signos de ennegrecimiento por quemaduras. Afortunadamente, su savia contiene una sustancia química que les protege del fuego.
Los Sequoias eran los árboles predominantes en los bosques de la costa oeste de Estados Unidos hasta la última glaciación. Desde entonces son una especie en retroceso, de la que quedan pocos ejemplares, únicamente en California. Solamente hay 3 Parques Nacionales en toda California a los que se les puede considerar como verdaderos bosques de Sequoias, ya que contienen agrupaciones de varios cientos de estos espléndidos árboles.
Además de estos 3 grandes Parques Nacionales de Sequoias, todavía quedan unos 35 bosques en California, en cuyo interior pueden encontrarse algunos Sequoias sueltos. De entre esos 35 lugares que los contienen, la mayor parte tienen tan sólo una docena de ejemplares, o poco más, que se encuentran repartidos por en medio de espesos pinares.
Un día, viajando por carretera, nos encontramos inesperadamente a la entrada de uno de esos bosques que, además de muchos pinos, contienen algunos Sequoias dispersos por su interior. Nos decidimos a visitarlo. Al principio nos encontramos un cartel que nos aconsejaba seguir una senda marcada con carteles indicadores, que llevará al visitante hasta donde se encuentran estos magníficos árboles. Este camino transcurre entre pinos muy altos y algunos, también muy gruesos (Foto 2).
Sequoias.
El primer ejemplar de Sequoia que nos encontramos me pareció impresionante (Foto 3). Estaba caído y era enorme. Leímos en un cartel que a este árbol lo derribó un rayo hace ya más de 150 años. Añadía que es casi milagroso que aún se conserve, porque en aquel tiempo se aprovechaba toda la madera, tanto la de los Sequoias caídos, como la de los que se cortaban a propósito. Por supuesto, hoy está prohibidísimo cortarlos.
Foto 3: La raíz y el tronco del Sequoia caído.
A este mismo ejemplar de Sequoia que nos habíamos encontrado tumbado en el suelo, lo habían cortado en dos por la parte cercana a su copa, como vemos en las fotos 4 y 5, para que así los visitantes pueden ver cómo son los Sequoias por dentro, pueden contar sus anillos, ver si tienen señales de quemaduras, etc.
Siguiendo nuestro camino por la senda marcada, nos encontramos los primeros ejemplares vivos de Sequoia (foto 6). Estos árboles eran relativamente jóvenes, de tan solo unos 300 o 400 años de edad. Todavía tienen que crecer en altura y ensancharse más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario