jueves, 25 de enero de 2018

BIOGRAFIA DE SAN VALERO. Fuente : Ayuntamiento de Zaragoza .


Su participación en el Concilio de Elvira o de Illíberis celebrado en esta ciudad granadina entre los años 296-302, lo acredita como Obispo de la sede Cesaraugustana.

Es patrono de Zaragoza desde el siglo XII. Cada 29 de enero se celebra su festividad, coincidiendo con el aniversario de su muerte.

Descendiente de la familia noble romana de los Valerios. Valero nació en Zaragoza a mitad del siglo III. Fue nombrado Obispo por aclamación popular y ayudado en su ministerio episcopal por Vicente, joven oscense que le acompañó en su labor al frente de la diócesis, como diácono.

En el año 303, la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Diocleciano y llevada a cabo por el gobernador Daciano, ordena el traslado de ambos a Valencia. Allí Vicente es condenado a muerte y Valero al destierro. Valero termina sus días en Enate donde muere el 29 de enero del año 315.

Sus restos fueron enterrados en la Catedral de Roda. Tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, la nueva Iglesia Cesaraugustana toma a Valero como protector y patrono, y solicita a la catedral de Roda de Isábena que le envíe sus reliquias.

En 1121 llega el brazo, protegido actualmente en un relicario de plata y en 1170 la cabeza para la que el papa Luna regala un busto relicario que lejos de reproducir los rasgos de Valero, parece ser que reproduce los del mismo donante, por lo que el busto de San Valero puede considerarse un retrato de Benedicto XIII.

En 1965 el Ayuntamiento de Zaragoza encarga a Pablo Serrano unas esculturas, para decorar la fachada de la nueva Casa consistorial (AMZ expediente 38838/1965, en caja 201660). Una de ellas es la de San Valero situada en la puerta principal junto a la del Ángel Custodio. Pablo Serrano representa a nuestro patrono vestido de obispo, con capa pluvial, mitra y báculo en la mano. 

Una calle muy cercana a la catedral del Salvador (la Seo), entre Don Jaime I y Ramón Cuellar, lleva su nombre.

Según la tradición popular, este Santo es ventolero y rosconero. Las condiciones climatológicas de ese día suelen hacer que sople el cierzo y los zaragozanos lo celebran tomando este típico postre, que antes se vendía en la calle.

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