En la comarca del Bajo Martín, donde operan tres residencias de mayores repartidas en Híjar, Albalate y Azaila; y un centro de día comarcal en La Puebla, la prioridad fueron ellos. El apagón se produjo a las 12.33 con las comidas ya hechas, aunque las cocinas funcionan a gas y no hubieran tenido problemas para trabajar, y en el caso del Centro de Día Val de Zafán, pudieron sacar adelante además las más de 30 que reparten a domicilio en toda la comarca. “El centro es muy luminoso pero nuestra inquietud era el combustible, porque nos llegaba para hacer los viajes del lunes y de la mañana del martes para recoger y dejar usuarios en sus casas, pero para más ya no”, dice la directora, Marisa Bellido. No consiguieron combustible en los surtidores de la zona, pero “por suerte se restableció la luz al final del día, que de haberse prolongado el corte hasta este martes, estaríamos hablando de otra manera”, añade.
A «comprar linternas corriendo» salió Ana Gómez en Híjar. Es la directora de la residencia San Valero con 56 usuarios internos y algunos, dependientes de oxígeno. “Lo pasamos muy mal… Hasta que apareció Protección Civil y eso fue como ver a un Ángel de la Guarda”, añade. Recuerda que en medio de la incertidumbre sobre qué sucedía y el tiempo que iba a durar, se presentaron en la residencia. “No podíamos llamar a nadie, eso era lo peor, y apareció Cristian Aguedo, de Protección Civil, a ofrecernos ayuda. Le pedí un generador de electricidad y a la media hora lo tenía aquí de vuelta acompañado de Andrés Royo y con dos guardias civiles que traían el aparato y un montón de cables para llevarnos la luz a varios puntos del edificio”, apunta. En una hora ya tenían luz en las habitaciones con oxígeno, en el cuarto de los frigoríficos y en el pasillo de los comedores. Al final, ese generador lo llevaron al centro de salud porque en ese momento acudió José Ángel Gan, electricista de Híjar, que fue rápido a avisar a la residencia de que allí había un generador que él mismo instaló hacía diez años y que había que ponerlo en marcha porque no funcionaba por falta de mantenimiento. Entre él, César Lasala y el resto, también Jesús Gómez como presidente del Patronato San Valero, consiguieron que funcionara y tener luz en toda la casa. No faltó de nada, porque colocaron dos puntos de luz para las cámaras frigoríficas y evitar echar a perder la comida, e incluso se preocuparon de colocar otro punto en el pasillo para que los mayores se pudieran orientar. También estaban dispuestos a volver de madrugada a apagar el generador y volver a enchufarlo al amanecer para dejar un tiempo de descanso a los usuarios porque el ruido del aparato es considerable. Mientras tanto, la directora reorganizó los turnos de cenas para que fueran antes y aprovechar la luz natural y por plantas, ya que el ascensor quedó fuera de uso. Todo, junto a las trabajadoras que estaban en el turno en ese momento, que se adaptaron a la situación. A las 21.00, con los generadores puestos en marcha, volvió el suministro eléctrico.
En Albalate del Arzobispo, el apagón coincidió con festivo local y romería al santuario de la Virgen de Arcos con los vecinos de Ariño. Allí se percataron de que algo estaba pasando pero nadie sabía qué porque a nadie le extrañaba que fallase la conexión de internet y la cobertura en un lugar como el que estaban en medio del monte. «En la comida vimos que algo pasaba y nos bajamos al pueblo para ver lo primero cómo estaban en la residencia. No hubo incidencias pero para evitarlas, porque no sabíamos lo que iba a durar el corte, nuestra misión fue encontrar un grupo electrógeno», dice la alcaldesa, Celia Trullén. No fue fácil porque tuvieron el mismo problema que en La Puebla para encontrar combustible y viajaron a Alcañiz, donde lograron hacerse con un grupo, uno que además tenía las características precisas para mover un ascensor. También se hicieron con cien litros de gasolina para poder encenderlo y garantizar el bienestar de los 54 usuarios. Todo fue en coordinación con Guardia Civil, con quienes contactaban a través de walkie-talkie. «Era la forma de hablar porque el resto de comunicaciones no funcionaban. Entre Guardia Civil y la gente, que nos ayudó mucho para encontrar lo que necesitábamos, fue todo bien y pudimos prevenir porque no nos fiábamos de que la luz no fallase durante la noche», añade. De hecho, el ayuntamiento se dejó abierto y atendido toda la noche. «Me quedé por si algún vecino necesitaba algo y no podía comunicar con nadie si se había ido la luz por la noche o seguía sin cobertura, pudiera tener un sitio al que dirigirse porque sí que podíamos contactar con la Guardia Civil», apunta la primera edil.
El festivo local propició que las afectaciones en empresas fuesen más livianas que en un día de pleno rendimiento, incluso en Derichebourg, una de las más grandes de la zona con 200 empleados. Al ser festivo local, las dos plantas estaban funcionando solo con los hornos que se apagaron, pero esas horas las pudieron trabajar con los grupos electrógenos de la instalación. Por la noche arrancó con normalidad la producción. Algunas gasolineras tuvieron problemas para suministrar y abastecer la demanda, mientras que en el sector primario no hubo incidencias en cuanto a las granjas, explotaciones abundantes en Vinaceite, porque cuentan con sus propios grupos que garantizan autonomía para varios días. Por su parte, desde Molins en Venta del Barro, declinaron hacer valoraciones al respecto de la situación a pesar de ser la empresa de mayor envergadura en número de empleados de la zona y una de las mayores de la provincia. El Hotel Venta del Barro funcionó con sus propios grupos electrógenos.
Beatriz Severino.
www.lacomarca.net
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