Cercana a la carretera que une Andorra con la Nacional 232, se encuentra la Masía del Ceperuelo. Una larga construcción que hemos contemplado cientos de veces y que alguna vez seguro nos habremos preguntado cual era su pasado.
Se trata de un complejo de viviendas construidas en el siglo XVIII por el arquitecto zaragozano Agustín Sanz por encargo del Ducado de Híjar, y que tenía como fin servir de residencia a los numerosos labradores que trabajaban estas tierras.
“Se trata de una serie de viviendas para labradores, alineadas en hilera, a las que se añade una capilla " , que podemos ver abajo , la dedicada a San Antonio de Padua.
Por el exterior, estas viviendas no tienen ninguna decoración, sólo los vanos de las ventanas y puertas, que son de forma cuadrangular. Algunas de estas viviendas están reforzadas con contrafuertes.
El arquitecto, Agustín Sanz, diseñó una vivienda dividida en plantas. En la planta baja, cocina, caballeriza y corral. En la planta superior estarían las habitaciones. La última planta estaría dedicada al almacenaje de grano y productos agrarios, de ahí el sistema constructivo y de sujeción de los pisos, con grandes vigas entrecruzadas en los muros de carga. Los arcos con rosca de ladrillo son elementos propios de este tipo de arquitectura y época.”
Hoy se han cegado ( por seguridad ) mediante tabique casi todos los accesos y muchas de las ventanas, incluida la portada de la ermita. Eso si, todavía es apreciable el gran tamaño de la construcción, algunos de los pilares de sillar interiores, y la bella ermita anexa al edificio, que pese a haber perdido la espadaña en la que descansaría la campana, todavía conserva dos preciosos relojes de sol donde puede leerse la fecha de 1878.
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