sábado, 30 de octubre de 2021

POETA DESTACADO DE LA SEMANA , ARTURO BORJA PEREZ : En el blanco cementerio.



(Arturo Borja Pérez; Quito, 1892-1912) Poeta ecuatoriano perteneciente a la «Generación decapitada», así llamada porque todos sus miembros, procedentes de la aristocracia criolla, se suicidaron a temprana edad.


Arturo Borja

En 1907 viajó a París para curarse de una lesión sufrida en un ojo. Allí aprovechó para seguir un curso de literatura, y leer y establecer contacto con poetas simbolistas como MallarméBaudelaire y Rimbaud, aunque su escritor preferido era Verlaine.

De regreso a Quito, Arturo Borja se puso a la cabeza de toda aquella juventud de la capital ecuatoriana que se sentía atraída por la literatura. Formó un grupo con Humberto FierroErnesto Noboa y Caamaño y Francisco Guarderas, y vivió una etapa bohemia. En 1910 tradujo Les chants de Maldoror del Conde de Lautréamont, que publicó en la revista Letras.

Sus expresiones literarias siempre tenían un fuerte dejo de tristeza. Ninguno de sus amigos tomaba en serio su amenaza de que cuando se le acabara el dinero de la herencia de su padre se suicidaría; sin embargo, pocos días después de terminar su luna de miel con su esposa Carmen Roza Sánchez, con quien se había casado el 15 de octubre de 1912, murió de una sobredosis de morfina.

Su vida, breve y precoz, se había hundido en un profundo pesimismo, dominado por la tristeza y la nostalgia; anhelaba retomar el ambiente intelectual de una Francia a la que, bien sabía, no le sería dado volver. Su escasa producción fue recogida y publicada por sus amigos en el libro titulado La flauta de Ónix (1960). Arturo Borja es recordado en Ecuador como el primer poeta que agitó en los albores del siglo XX la bandera de un nuevo modo de hacer poesía.


EN  EL  BLANCO  CEMENTERIO .

En el blanco cementerio

fue la cita. Tú viniste
toda dulzura y misterio,
delicadamente triste…
 
Tu voz fina y temblorosa
se deshojó en el ambiente
como si fuera una rosa
que se muere lentamente…
 
Íbamos por la avenida
llena de cruces y flores
como sombras de ultravida
que renuevan sus amores.
 
Tus labios revoloteaban
como una mariposa,
y sus llamas inquietaban
mi delectación morosa.
 
Yo estaba loco, tú loca,
y sangraron de pasión
mi corazón y tu boca
roja, como un corazón.
 
La tarde iba ya cayendo;
tuviste miedo y llorando
te dije: Me estoy muriendo
por tí que me estás matando.
 
En el blanco cementerio
fue la cita. Tú te fuiste
dejándome en el misterio
como nadie, solo y triste.

Autor :  Arturo Borja Perez.

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