sábado, 11 de septiembre de 2021

POETA DESTACADO DE LA SEMANA , NICANOR PARRA : " Hay un día feliz . "

                                                   Nicanor Parra

Nicanor Parra Sandoval (San Fabián de Alico, Provincia de Ñuble, 5 de septiembre de 1914 - 23 de enero de 2018). Poeta, matemático y físico chileno.

Hermano de la cantautora y folklorista chilena Violeta Parra (1917-1967), proviene de una familia de clase media de provincias. Realizó estudios primarios y secundarios en las ciudades de Lautaro y Chillán.

En 1937 se gradúa en Santiago como profesor de Matemáticas y Física por el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile donde más tarde trabajaría como docente. De esta época es su primer libro de poemas Cancionero sin nombre (1937).

Entre 1943 y 1947 se especializa en Mecánica Avanzada en la Universidad de Brown con una beca del Institute of International Education, y entre 1949 y 1951 estudia cursos en Cosmología en Oxford.

En 1951 se incorpora como docente de universidad hasta que la Fundación Guggenheim le ofrece la oportunidad de continuar con sus estudios de física en Estados Unidos. De 1954 en su obra Poemas y Antipoemas constituida por tres partes, Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas.

Los años 60 son especialmente prolíficos, algunos de sus títulos más destacados son Versos de Salón (1962), Manifiesto (1963), Deux Poemes (1963), Canciones Rusas (1967) y Obra gruesa (1969).

Su producción continúa con obras como Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), Chistes para desorientar a la policía (1983), Coplas de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985).
En 1971 dirige un taller de escritores en la Universidad de Columbia en Nueva York.

Como autor ha conseguido algunos de los premios más importantes como el Premio Nacional de Literatura de Chile, el Internacional de Literatura Latinoamericana, el Juan Rulfo (1991), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Patrimonio Nacional de España y Universidad de Salamanca (2001), el premio Bicentenario 2001 y el Premio Cervantes 2011 al conjunto de su obra y ha sido nominado en numerosas ocasiones para el Premio Nobel de Literatura. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Brown (1991), de la Universidad de Concepción, Chile (1996) y de la Universidad del Bio-Bio, Chile (2001).

Su obra ha sido traducida al inglés, alemán, portugués, francés, italiano, sueco, noruego, esloveno, croata, checo, holandés, ruso, árabe y catalán.

El escritor Nicanor Parra, premio Cervantes 2011, depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado que permanecerá guardado hasta el 5 de septiembre del 2064. Es una de las personalidades que deja un objeto personal en la antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto.

Fallece en Santiago de Chile a la edad de 103 años.


 HAY  UN  DIA  FELIZ.

 A recorrer me dediqué esta tarde
Las solitarias calles de mi aldea
Acompañado por el buen crepúsculo
Que es el único amigo que me queda.
Todo está como entonces, el otoño
Y su difusa lámpara de niebla,
Sólo que el tiempo lo ha invadido todo
Con su pálido manto de tristeza.
Nunca pensé, creédmelo, un instante
Volver a ver esta querida tierra,
Pero ahora que he vuelto no comprendo
Cómo pude alejarme de su puerta.
Nada ha cambiado, ni sus casas blancas
Ni sus viejos portones de madera.
Todo está en su lugar; las golondrinas
En la torre más alta de la iglesia;
El caracol en el jardín, y el musgo
En las húmedas manos de las piedras.
No se puede dudar, éste es el reino
Del cielo azul y de las hojas secas
En donde todo y cada cosa tiene
Su singular y plácida leyenda:
Hasta en la propia sombra reconozco
La mirada celeste de mi abuela.
Estos fueron los hechos memorables
Que presenció mi juventud primera,
El correo en la esquina de la plaza
Y la humedad en las murallas viejas.
¡Buena cosa, Dios mío! nunca sabe
Uno apreciar la dicha verdadera,
Cuando la imaginamos más lejana
Es justamente cuando está más cerca.
Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice
Que la vida no es más que una quimera;
Una ilusión, un sueño sin orillas,
Una pequeña nube pasajera.
Vamos por partes, no sé bien qué digo,
La emoción se me sube a la cabeza.
Como ya era la hora del silencio
Cuando emprendí mí singular empresa,
Una tras otra, en oleaje mudo,
Al establo volvían las ovejas.
Las saludé personalmente a todas
Y cuando estuve frente a la arboleda
Que alimenta el oído del viajero
Con su inefable música secreta
Recordé el mar y enumeré las hojas
En homenaje a mis hermanas muertas.
Perfectamente bien. Seguí mi viaje
Como quien de la vida nada espera.
Pasé frente a la rueda del molino,
Me detuve delante de una tienda:
El olor del café siempre es el mismo,
Siempre la misma luna en mi cabeza;
Entre el río de entonces y el de ahora
No distingo ninguna diferencia.
Lo reconozco bien, éste es el árbol
Que mi padre plantó frente a la puerta
(Ilustre padre que en sus buenos tiempos
Fuera mejor que una ventana abierta).
Yo me atrevo a afirmar que su conducta
Era un trasunto fiel de la Edad Media
Cuando el perro dormía dulcemente
Bajo el ángulo recto de una estrella.
A estas alturas siento que me envuelve
El delicado olor de las violetas
Que mi amorosa madre cultivaba
Para curar la tos y la tristeza.
Cuánto tiempo ha pasado desde entonces
No podría decirlo con certeza;
Todo está igual, seguramente,
El vino y el ruiseñor encima de la mesa,
Mis hermanos menores a esta hora
Deben venir de vuelta de la escuela:
¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todo
Como una blanca tempestad de arena!

 

Autor :  Nicanor Parra.

                                                              


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