jueves, 22 de octubre de 2020

EL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES. Autor : Manuel Pastor Turón.

 


Hoy he estado en el convento mejor dicho en lo que fue convento.  Si estas ruinas pudieran hablar llenarían un montón de libros, solo con mis recuerdos serian suficientes para llenar uno. Que bonito era el convento, lo recuerdo bien y cierro los ojos y me imagino como era entonces.  

Al entrar desde la carretera que va a La Puebla de Hijar, por el camino que hay frente al de “ La Loma de Montesinos “ se llega al convento, a unos  cien metros de la carretera, en este camino había una cruz de piedra en la cual se daba la vuelta cuando se hacia alguna procesión en el convento, desde la cruz se han hecho cientos de fotografías, se ve con todo su esplendor, de frente, la fachada frontal de la iglesia del convento, que maravilla.  A poco mas de la altura del nivel de la gente superior de la puerta de entrada a la iglesia había tres hornacinas, en la del centro estaba la Virgen María y en las dos laterales una figura en cada una de las dos, serian santos .  En otro nivel superior había otras dos hornacinas en las que yo siempre las conoci vacias, en el centro de estas dos hornacinas había un ojo de buey gradisimo que daba luz al interior del coro.  Ya en la parte superior de la fachada había un campanario, en forma de cuadrado en su base.

La iglesia tenia seis capillas, las dos más cercanas al altar mayor no tenían altar como las otras, solo en la derecha había una predicadera, en su parte mas saliente y en una misma ladera la siguiente capilla era de la Divina Pastora, esta capilla siempre he creido que se construyo con la venta de la colección de los sellos de Fray Joaquin, aunque Mariano Laborda dice que el altar que se compro fue el del santo Cristo, la verdad es que era precioso.  La Divina pastora se veía iluminada en el centro de la iglesia y hacia un efecto precioso.  Los demás santos que había en las capillas eran El sagrado Corazon de Jesus, la Inmaculada, San Francisco, san Luis Rey de Francia, santa Isabel, y el Santo Cristo.  Digno de mencionar el retablo del altar mayor de talla de madera, gotico y con la Reina de los Angeles en el centro, con San José y San Antonio, uno a cada lado.  Cosa importante es decir que todas eran de talla de madera, menos la Divina Pastora, realizada por los frailes.  Delante de este altar mayor montaban en Navidad el belen, con gran admiración de niños y mayores.

Junto a la parte izquierda de la fachada de la iglesia estaba la puerta de entrada a las dependencias del convento, el portero era Fray Joaquin, seguido a la portería había un pasillo con salida al exterior pero dentro del recinto.  No se explicar la situación de todas, solo citare una paralela a lo largo del pasillo, había una sala grande con ventanas a la huerta, en ella se daban clases, se hacían reuniones, servia de comedor para desayunar los días de “Adoración Nocturna “.  

Fuera de las dependencias estaba el frontón de pelotas y para jugar al futbol , también había unas bodegas gradisimas y un taller de carpintería, tenían colmenas, etc…  Fray Bernardo era el hortelano, es uno de los frailes que más recuerdo con más cariño.  

Se destruyo el convento, se fueron los frailes y solo nos queda el recuerdo con nostalgia de todas las muchas horas que he pasado en él.  En mayo cantando en el coro por la tarde, nos daban para merendar, pan con miel o mermelada elaborada por los frailes.  Lo recuerdo y lo veo como si fuera ayer, al Convento de Nuestra Señora de Los Angeles.


Autor :  Manuel Pastor Turón.

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