jueves, 26 de septiembre de 2019

REVISTA DE PRENSA : La conquista de Fraga. Autor : Santiago Navascues Alcay .

                           


En el año 2016, se conmemoro la conquista de Fraga a los musulmanes por las tropas de Ramón Berenguer IV en el año 1149. No fue una conquista fácil, sino que supuso un gran quebradero de cabeza para los reyes de Aragón.

Tras la descomposición del Califato de Córdoba en 1010, Fraga pasó de mano en mano entre Zaragoza, Huesca o Lérida, según cual fuera el reino taifa de la zona más poderoso. Durante el siglo XI fue una base estratégica para las luchas contra los condes de Urgel y los reyes de Aragón, ya que Fraga era un fortín inexpugnable. Los cronistas ensalzaban el castillo y sus murallas, situados sobre una red de túneles subterráneos que hacían a la ciudad prácticamente invulnerable.


Sancho Ramírez la conquistó por sorpresa en el 1093, aunque fue una ocupación muy efímera porque poco después fue recuperada por los refuerzos que llegaron desde  Saraqusta –Zaragoza-. Fue la causa de la muerte del enigmático Alfonso “el Batallador”, el conquistador de Zaragoza. Acudieron a su defensa tropas de Lérida, Valencia y Córdoba, que arrasaron el campamento de Alfonso cuando la mayoría de los 12.000 caballeros del Batallador se hallaban de permiso tras el asedio de la ciudad. Tan sólo sobrevivieron 10 hombres. El rey no murió en ese momento pero moriría poco después a causa de las heridas. Desde entonces, hasta el año 1149, la ciudad dependería del rey de Lérida. Fue Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, quien la rindió definitivamente, cediéndola como señorío al conde de Pallás.

Existe un debate sobre si Fraga era catalana o aragonesa. Según Antonio Ubieto, la incorporación inicial no fue ni a Cataluña ni a Aragón, sino al patrimonio real. Es a partir de Jaime I en el siglo XIII cuando las fronteras entre ambos territorios quedaron más definidas.

Los habitantes de Fraga se rigieron siempre por los fueros aragoneses, aunque sus tenentes catalanes pretendían, con poco éxito, implantar los catalanes. Los argumentos que se esgrimen para defender la catalanidad de Fraga son que la ciudad se incorporó inmediatamente al obispado de Lérida, que Jaime I en su testamento dividió Cataluña y Aragón entre sus hijos y fijó la frontera en el Cinca, ante el enfado de los aragoneses que consideraban a Lérida aragonesa. Los catalanistas defienden que ante este testamento sólo la parte derecha del municipio sería aragonesa, mientras que la parte izquierda sería catalana. Además, Ximén Pérez de Salanova, Justicia de Aragón, escribió en 1311 que Fraga formaba parte de Cataluña. Según esta versión, Fraga perteneció a la veguería de Lérida y a Cataluña hasta Fernando II “el Católico” a finales del siglo XV, cuando se incorporó definitivamente a Aragón.

Para complicar más el asunto, los aragonesistas no tienen menos argumentos de peso. Desde su punto de vista la frontera de Cataluña estaría en el Cinca, con la excepción de Fraga y Monzón, que a pesar de estar en la margen izquierda pertenecían a Aragón. Son varias las razones que esgrimen para sostener esta idea. Por ejemplo,  nos mencionan en 1284 a un noble fragatino formando parte de las mesnadas catalanas; pero en 1289 el señor de Fraga y la misma localidad son nombrados como aragoneses. Por otro lado, Jaime I en 1240 otorgó el fuero de Huesca a Fraga y en 1375, en el Atlas hecho por el mallorquín Cresques Abraham, la localidad aparece como aragonesa. Además, a finales del siglo XIII la ciudad no se incorporó al censo de Cataluña, con lo cual se consideraba aragonesa. Incluso Pedro IV intentó incorporar Fraga a Cataluña, pero ante las protestas de los fragatinos y aragoneses no le quedó más remedio que desistir de sus propósitos.

Por último, Esteban Sarasa, catedrático de la Universidad de Zaragoza, afirma que «Jaime II había incluido en el reino [de Aragón la] Ribagorza, la Litera -hasta la denominada “clamor de Almacellas”-, Fraga y el señorío de Albarracín.» en el Atlas de Historia de Aragón.

A pesar de todos los datos contradictorios, el hecho de que la ciudad se rigiera por los fueros aragoneses y que Pedro IV se enfrentara a una revuelta por intentar incorporar Fraga a Cataluña, nos parece suficientemente significativo como para decantarnos por la versión aragonesista.

Santiago Navascués Alcay

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza

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