lunes, 24 de junio de 2019

ALONSO QUINTERO . Un cura rural para varias poblaciones . Autora : Beatriz Severino .


Alonso, siempre con su gesto amable, con la ermita del Carmen de Híjar al fondo. 


Del Mundo al Bajo Aragón: Jamer Alonso Quintero Gallego (Colombia, 1976) lleva 11 años como cura rural , Híjar, Urrea de Gaén, Azaila, Vinaceite y Almochuel son los pueblos por los que se mueve Alonso desde hace casi una década. Es el párroco y como tal, buen conocedor del territorio. Reconoce que nunca se había planteado salir de su país pero en el último año de seminario, un amigo sacerdote en Valderrobres le habló de España, una opción que decidió explorar. 

Ya como Licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá, llegó el 21 de febrero de 2008 y el 22 estaba en Valderrobres como seminarista en etapa pastoral. Fue ordenado diácono y luego sacerdote y se ocupó de la localidad y de ocho más. En octubre cumplirá 10 años en Híjar donde hasta 2015 no pudo dar misa en la ya restaurada iglesia que estaba cerrada por desprendimientos.

Alonso procede de Manizales, una ciudad de medio millón de habitantes, y los años antes de volar a España los pasó en Bogotá donde el censo está entre los ocho y diez millones. «Eso es una locura y, desde luego, nada que ver con lo que encontré aquí pero me adapté enseguida», dice. De hecho, Alonso y el resto de curas rurales, son testigos de esta cruel realidad poblacional de aquí. «Lo vemos en las misas porque la gente que viene cada semana suele ser mayor y pasan los años, van enfermando, muriendo y apenas hay relevo», dice y pone el ejemplo de Almochuel. «Es una localidad muy pequeña pero creo que refleja el futuro», lamenta.

Daba misa a tres personas, -que según el día eran dos o una-, y ya no están. Sus celebraciones se reducen a la misa de San Agustín en agosto y funerales. «Eran señoras mayores y una murió, otra está en una residencia… Es duro pero es así». Es consciente de esta realidad y también de que hay gente que tiene otras opciones como celebraciones civiles o del desapego de los más jóvenes. «Es una especie de fenómeno social. Se alejan aunque sean creyentes», dice. «Todo es respetable, no se va a obligar».

Alonso es uno más de ‘sus’ pueblos. «Me siento muy bien, y aunque fue poco tiempo, también estuve muy a gusto en el Matarraña. Me adapto a los lugares, a la gente y nadie se ha quejado, así que entiendo que los vecinos también lo están», sonríe. En 2016 sufrió un accidente en la N-232 que le tuvo meses, primero en cama y luego en silla de ruedas, hasta que volvió a caminar. Aquello cayó como un jarro de agua fría en el territorio que siguió con preocupación su evolución. «Recibí mucho cariño, y de gente muy dispar. Creo que en una situación así no entran creencias ni oficios, es humanidad», dice abrumado al recordarlo. «Soy un poco tímido», advierte.

Su agenda diaria es compleja entre reuniones, viajes a Zaragoza, a todos los pueblos que lleva, y los imprevistos. Ahora culmina una de las épocas álgidas con comuniones y confirmaciones. «Todo lleva trabajo previo si quieres que salga bien y me gusta dedicarle tiempo porque son días bonitos que quedan en el recuerdo», añade. «Después de celebrar misa un domingo alguna vez me han dicho: ‘qué bien, ya tienes fiesta’, y no… Lo cierto es que hay trabajo durante la semana», ríe.

Fuente :  Lacomarca.net
Beatriz Severino .

7 comentarios:

  1. Muy buena persona nuestro cura.

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  2. Buena persona y con mucha dedicacion. Gracias

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  3. Buen sacerdote. Buena periodista. Gracias a ambos.

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  4. Trajo La Paz al pueblo estamos muy contentos en Hijar con Alonso.

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  5. Alonso, no hace falta decir muchas más palabras que, en los anteriores comentarios dicen lo importante, buena persona, eso mismo creo yo y las buenas personas no se olvidan, siempre se tienen recuerdos de ellas.

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  6. Siempre con una sonrisa en el rostro, trasmite positividad y muy amable con la ciudadanía, un gran tipo.

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  7. El gran cura de Hijar.

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