martes, 3 de abril de 2018

VER ROMPER LA HORA DIEZ AÑOS DESPUES . Autor : eshijar.


Después de diez años de ausencia, en este 2018 , he presenciado el acto de Romper la Hora .  Todo sigue igual, nada cambia , permanece la magia, lo único que cambia son los protagonistas.

Llegé pronto a la plaza , serian las 22,50 horas , quería coger un buen sitio y lo encontré en las escaleras bajo los arcos, enfrente del ayuntamiento.  Ya había bastante gente, todos procedentes de otras partes de Aragón y otras comunidades de España.  Me fijaba en ellos , escuchaba sus comentarios y algunas cosas me sorprendieron.

Unos decían que el alcalde levantaba la vara en el balcón , otros decían que si los propietarios de los balcones que daban a la plaza cobrarian por llevar invitados .  Otro grupo decía que les gustaba más Romper la Hora por la noche, que era más magicó.

El primero en llegar a la plaza fue un niño de 3 ó 4 años, eran las 23,05 horas, vino acompañado de su madre y se coloco en el escalerón de la farola central, entro por la Calle Ainsa.

A los pocos minutos, por la Calle Jardiel, vino un grupo de chicas de unos 16 años, con su túnica negra, se colocaron enfrente de la peluquería.

Poco a poco , vinieron más grupos, con personas de todas las edades. Los arcos se iban llenando, no conocía a casi nadie, todos eran de fuera.  Sobre las 23,40 horas, es cuando se produjo la gran riada de tambores y bombos, provenían de todas las direcciones, los más tárdios, llevaban su bombo elevado sobre las manos, para hacerse un hueco, con su grupo de familiares y amigos.

Cambian los protagonistas, pero siempre es igual, mire hacia el cielo y recórde a muchos tambores y bombos, que ya no se encuentran con nosotros, me dio la sensación que hoy estaban con nosotros, y que desde algún lugar veían a sus hijos y nietos disfrutar, como en otros tiempos él los llevaba de la mano hacia la plaza.

Cuando el alcalde levanto su vara de mando , el suelo temblaba a nuestros pies, era como un terremoto sonoro, era el epicentro de una tradición de siglos , que teníamos la suerte de volver a presenciar

Dos horas más tarde, pase por la plaza , estaba completamente vacía, ni un ruido, ni un tambor, sus arcos blancos y solitarios , añorando los instantes vividos horas antes , esperando otros tambores y otros espectadores en la próxima primavera.  Todo era igual que hace diez años, y así seguíra siendo.


Autor : eshijar


3 comentarios:

  1. Realmente es un espectáculo digno de ver, yo ya hace algunos años que no bajo por estar de guardia con mis nietas, pero siempre me asomo al balcón, y cuando escucho los tambores, veo todo desde la casa de mi amiga Maribel.
    Bonito descripción de lo visto.

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  2. Muy bonito y emotivo,....yo cuando tengo la suerte de estar en la plaza esa noche, busco la Luna y pienso en los "tambores y bombos que ya se fueron" y que esa noche mágica nos acompañan desde el cielo. Por los que nos precedieron ...tengo la obligación de inculcar a mis hijos el amor a nuestras tradiciones. Un recuerdo muy especial a un tambor que ya se nos fue, Antonio Gómez: no te olvidamos!

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