La última noche de las Fiestas del Pilar de Zaragoza estuvo inaugurada por la luz de las carrozas y faroles del Rosario de Cristal, una de las procesiones más esperadas y, desde luego, única en el mundo. Esta vez se estrenó un recorrido nuevo, a la fuerza por las obras, y que parece que convenció a participantes y público, pero las encuestas lo dirán. Lo que no cambió son las miradas puestas en el cielo con unas nubes que asomaron pero no descargaron. Este lunes la procesión zaragozana contó con unos invitados especiales como fue el pueblo de Híjar, que está celebrando los cien años de la primera vez que su rosario salió completo en las calles, donde todos los meses de agosto salen en procesión con un patrimonio único y especial. Devolvieron así la visita que una representación del grupo zaragozano ya hizo en verano a la procesión de Híjar en una noche de hermandad.
La comitiva hijarana, compuesta por alrededor de un centenar de personas, ocupó un lugar destacado en la procesión en Zaragoza en la cabecera de la marcha. Antes de salir, en la megafonía de todas las calles del centro por las que pasa la procesión se escuchó el Himno a la Virgen del Carmen cantado por los rosarieros de Híjar, que también acudieron. No hubo coplas más porque todo el recorrido está arropado por un rezo constante en la megafonía. Híjar llevó el primer misterio gozoso y consiguió recrear su procesión en reducido con los guardias del Monte Carmelo incluidos, que no dejaron a nadie indiferente con sus trajes tan característicos. Eso sí, todos fueron a pie, los caballos no viajaron. Acudieron vecinos que viajaron en el autobús fletado por el Ayuntamiento, y también se unieron otros que viven en la ciudad. Cerrando desfiló una representación de las Reinas de Fiestas de Híjar y de la corporación municipal con el alcalde a la cabeza.
Este intercambio se fraguó en una reunión en la ermita del Carmen en Híjar entre miembros de la Semana Santa hijarana y de las Siete Palabras de Zaragoza, que gestiona la casa de ejercicios. Llegaron a la conclusión de que además de los tambores, les unía el rosario y que además, varias piezas habían sido construidas por el mismo artesano. «Esta unión se debe a un grupo de gente que dieron pie a la creación de algo grande sin saber muy bien qué, porque no sabíamos cómo iba a salir», dice Pascual Ferrer, secretario del Centro de Estudios del Bajo Martín. El hijarano ha estado pendiente de cada detalle y de coordinar ambos actos. «Para nosotros fue muy importante que Zaragoza estuviera en Híjar y participar en su rosario, es ya… Algo muy especial para cerrar un año también especial«, añade.
Entre los participantes, se sumó Alonso Quintero, expárroco ahora destinado en Zaragoza pero que no olvida a quienes fueron sus vecinos hijaranos. También portó un farol la hijarana Cristina Gómez Castillo, que el día de la Ofrenda de Flores se alzó con uno de los premios en el XIII Concurso del Traje Aragonés.
El Rosario de Cristal de Zaragoza gana adeptos cada año que se suman a los ya fieles. Muchos pueblos, entre ellos algunos bajoaragoneses y de la cuenca minera como Muniesa por ejemplo, acuden en grupo y con su ayuntamiento presente. Algunas agrupaciones se suman con intención de que esta participación se convierta en una costumbre más, y otras solicitan su participación por ser un año especial. Es el caso de la Cofradía de Las Esclavas de La Soledad de Alcañiz, que este lunes salió por primera vez y lo hizo como broche a los actos por sus cien años de historia.
Fuente : La Comarca
Fotografias de Pascual Ferrer.
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