jueves, 3 de octubre de 2024

TRASTORNO MIXTO , ANSIOSO DEPRESIVO. Autor : Said Royo.

 


Ya,ya…ya me lo sé». Así me interrumpió la letrada en una vista para impugnar una sanción disciplinaria cuando me preguntó por qué estaba de baja. Me hizo muchísimo daño que la «letrada» ni siquiera me dejase terminar la frase asumiendo que yo era otro con el mismo cuento. Se equivocó, la que debería haber sido ejemplar. Estaba en un proceso de depresión aguda y ella pensó que yo era un jeta.

¿No has sufrido nunca esa enfermedad? Espero que no la sufras, ni ninguna. Bueno… salvo que alguien me las desee a mí, que entonces haré por igualar.

«Es que la cabeza es muy mala»,»venga, anímate que hay mucha gente que te quiere»,»con lo alegre que has sido tú siempre»,»tú eres fuerte y puedes con eso»,»te llamo y quedamos, que tienes que salir»,»tú lo que tienes que hacer» es el largo rosario de frases bien intencionadas (en la mayoría de los casos), pero que no sirven. En todo este tiempo me he dado cuenta de que realmente es una enfermedad contra la que valen pocas cosas; de hecho, las hay para toda la vida. ¡Dios mío! Lo horrible que es una enfermedad para toda la vida, porque toda la vida en depresión (como en cada enfermedad) es una eternidad insufrible. Nunca había tenido la desgracia de identificar la depresión como tal, y es como cuando te enamoras, tal vez no lo sabes describir, pero lo estas .

Sensación de muerte inminente prolongada en el tiempo, diaria, a cada hora y a cada minuto. Afecta a todo lo que eres y lo que quieres ser, lo destroza todo. Dejas de ser tú, no te comportas como eres, estás preso en un ser hiriente y extremadamente vulnerable, quieres desaparecer, no despertar, pero despiertas y la nube no se ha ido. Se apodera en negativo de tu vida social, laboral, personal y emocional, de todo lo que tienes y lo que sabes, y es absolutamente inevitable. El aislamiento y la soledad que produce, también lo son. En efecto, no le puedes decir a un diabético «vamos….cómete unos pasteles, joder, que tú eres fuerte y puedes con eso» de la misma manera que no le puedes decir a un enfermo de depresión que se anime que gracias a Dios «no te ha faltado nunca de nada». En depresión esas expresiones nada significan; estás desnudo en una centrifugadora llena de cristales y por muchas tiritas que haya afuera, no eres capaz de alcanzarlas. Y lo sabes.

Sabes en qué estado te encuentras, que la versión que van a ver los demás es la peor que tienes: no quieres salir. Tampoco nadie se te acerca porque te conviertes en una persona difícil de tratar, con el estigma de ser débil y estar triste, y nadie quiere estar en la foto con los débiles y los tristes.
No somos débiles ni tristes, solo estamos enfermos.

¿Cómo llegas hasta aquí? Desgraciadaente puede haber motivos para entrar en bucle, o una incapacidad de adaptarse a hechos emocionales, o no haber motivos; eso es lo peor. Se llega a un punto en el que el cerebro no es capaz de distinguir entre sucesos buenos y malos. Todos los eventos sea cual sea su índole, duelen.

Todo hace mucha falta: diagnóstico, seguimiento, tratamiento y terapia. Hay muchos más elementos que ayudarán a la curación o la cronificarán. La depresión incapacita por completo y sí: en mi opinión hace falta un tratamiento farmacológico de choque. Más adelante, ambas (medicación y terapia) combinadas son indispensables y necesarias a partes iguales.

Los hay que no se saben enfermos. Tal vez la letrada lo sepa.

  

Autor :   Said Royo. Escritor de Híjar
Publicado en     www.lacomarca.net

3 comentarios:

  1. Estremece. Gracias por compartirlo, has sido muy valiente. Pasé una depresión y entiendo bien lo que dices. Salí de ella gracias a mi familia (siempre en primer lugar), a mis amigos y, por supuesto, a la terapia y medicación. Te aseguro que las personas que nos rodean, aunque no sepan cómo hacerlo, están llenas de buenas intenciones. Todo sirve, y hay que dejarse ayudar. Luego, los agradecimientos son infinitos. ¡Y lo bueno es, que se sale reforzado por dentro! Un gran abrazo.

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  2. Que grande eres Said, no sabes cómo te entiendo, yo también soy un enfermo crónico, pero siempre palante y sin reblar. Un abrazo grande y preto criatura.

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  3. Gracias por compartirlo, te entiendo muy bien

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