jueves, 9 de mayo de 2024

EL AYER SIEMPRE VUELVE : Unos recuerdos breves de Hijar.



En el año 1300, Dª. Marquesa Gil de Rada, viuda del I Señor de Híjar, deja para la Orden del Santo Sepulcro, unas fincas en el lugar de Santa Maria de la Vila Viella de Ixar. En el mismo año, su hijo y II Señor de Híjar, inicia la construcción del Hospital e Iglesia de la Santa Cruz. También ordenaría la construcción del puente sobre el río Martín y la Cruz Cubierta.

El IV Señor de Híjar, D. Pedro Fernández de Híjar y Alagón. Hacia 1384, tomo los hábitos de monje Bernardo, en el Monasterio de Rueda, donde murió. Su sarcófago, conservado en la actualidad en el Museo de Zaragoza, se colocó en la capilla de San Lorenzo de dicho monasterio.


En el año 1932, los precios de la leña que se traia del monte variaban segun el numero de caballerias que arrastraba el carro :

Carro de una caballeria mayor....................3,50 pesetas.
Carro de dos caballerias mayores...............7.00 pesetas.
Carro de tres caballeria mayores................ 10.50 pesetas.
Carro de una caballeria menor....................   2,00 pesetas.
Carro de dos caballerias menores...............   4,50 pesetas.
Carro de tres caballerias menores..............    7,00 pesetas.
Carga de una caballeria menor...................    0,40 pesetas.
Carga de una caballeria mayor...................    0,70 pesetas.
Camionetas................................................  10,00 pesetas.

En la zona de Santa Bárbara y el Sabinar, se localizan unas cuevas-hogar, donde hace algunas décadas vivian familias, incrustadas entre la tierra y las piedras, con habitaciones para toda la familia.

Durante la guerra civil , el tunel del cabezo del Carmen, se convirtio en lugar para guardar las municiones de la contienda.

                                        Resultado de imagen de tabla acanalada para lavar en el rio

En el día de hoy, queremos rescatar algunas curiosidades , de cuando las mujeres iban a lavar la ropa al rio, cuando en las casas no habia agua ni baño , mucho antes de que se construyese el lavadero municipal, cuando nadie imaginaba que algun día llegarian las lavadoras.

La temperatura a la que bajaba el agua del río Martin era muy fría durante todo el año, pero en invierno era heladora. Para poder lavar y evitar la congelación de las manos, las mujeres ponían a su lado un caldero que llevaban de casa con agua caliente. Cuando ya no soportaban el frío, metían un rato las manos en el agua caliente para a continuación poder seguir lavando.

El jabón se elaboraba en casa y en su composición sólo entraban como ingredientes el aceite sobrante de la cocina, cortezas de tocino, sebo, sosa caústica y agua. Al añadir calor a esta mezcla se produce una reacción química que disuelve las grasas y, revolviendo de forma constante durante más de dos horas, se obtiene una masa viscosa. 

Este jabón líquido se vertía en un molde y se dejaba enfriar durante un par de días en los que se endurecía, permitiendo entonces cortarlo en trozos que se guardaban para usarlos a medida que se necesitaban. No tenía fecha de caducidad, pero sí tenía un problema, y es que los ingredientes de los que estaba hecho también gustaban a los ratones.

El jabón ayudaba en la tarea de eliminar la suciedad de la ropa, pero la mayor parte del éxito de un buen lavado dependía de la energía con la que se frotaba, restregaba y retorcía la ropa , en la tabla acanalada. 

Para recuperar el blanco luminoso en algunas prendas, se ponían a mojo con el “azulete” o “añil”, que eran unas pastillas de color azul oscuro que se metían dentro de un trapo atado con una cuerda. Cada pastilla servía para varios remojos, hasta que se terminaban diluyendo en el agua tras varios usos.

Como entonces no había lejía, la ropa blanca requería un tratamiento especial que consistía en que primero se echaba a remojo, luego se le daba un primer lavado en el río, se enjabonaba y se tendía a blanquear. Tender en la nieve daba muy buen resultado, así que mientras la había era ese el sistema utilizado (qué remedio).

Uno de los lugares preferidos para el baño cuando no habia piscina municipal, era el azud de las Vegas, donde habia un buen pozo para los bañistas.

Durante años, por la zona de la Torre de Los Simones en Las Vegas, las generaciones jovenes iban por los ribazos en busca del regaliz, que era muy buscado por su buen sabor.

En las próximidades del convento, existe el " nevero ", donde los frailes almacenaban la nieve para que durara durante buena parte del año, para las necesidades del convento.

Finalizamos con unas estampas de como se encontraba el Monte Calvario, a principios de los años 60, cuando todavía no se habían plantado los pinos y cipreses en sus andadores.






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