En julio de 1937, cuando ya no tenía competencia alguna sobre las unidades que habían constituido el ejército catalán, hizo una visita “quasi-de estado” a las guarniciones de Aragón. El día 15 visitó Barbastro y la primera línea en los frente de Siétamo, Estrecho de Quinto y Montearagón, donde presenció un cañoneo artillero de fuego real con el enemigo, seguramente provocado para la ocasión.
El día 16, tras su paso por el campo de aviación de Sariñena, y por Bujaraloz, llegó al Bajo Aragón. Visitó Caspe, donde fue recibido por las autoridades en la sede del Gobierno aragonés. Posteriormente estuvo en Hijar despachando con los jefes militares de la localidad y continuó viaje hacia Alcañiz donde, entre otras cosas, visitó el castillo y el parque de “La Glorieta” y pernoctó. El día 17 regresó a Barcelona.
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