REPORTAJE. Este lunes dieron 130 comidas pero se preparan para echar hoy el cierre. Abren nuevo restaurante en Zaragoza, aunque no ocultan que su intención es regresar.
«¿Y ahora qué?». Es la pregunta que muchos se hacen en este 6 se septiembre de 2022, día en el que Restaurante Casa Agustín cierra sus puertas en el Bajo Martín. Trasladan el negocio a Zaragoza y, por el momento, se despiden de una localidad que les ha hecho alcanzar gran fama, o quizá haya sido al revés. Desde 1975 este restaurante ha servido decenas y decenas de platos diarios, y ha albergado grandes celebraciones. En el lunes previo al cierre, por ejemplo, dieron 130 comidas. En un fin de semana completo los números ascienden hasta los 600 servicios. A pesar de la noticia, aclaran que la intención es regresar.
Nada hacía presagiar que este fuese el último lunes de Casa Agustín con las puertas abiertas. Quien hubiera pasado por allí podría haber achacado el desmontaje de la terraza al final de la temporada de verano. Poco más. Dentro todo permanecía prácticamente invariable para quienes conocen bien el gran local, que cuenta con una capacidad para más de 130 personas. Las mesas, puestas; las sillas, bien colocadas; las parrillas, en el fogón; y Antonio Miguel, al otro lado de la barra.
Son varios los motivos que han llevado a Antonio, gerente desde 2005 e hijo del fundador, a tomar esta determinación. Entre ellos, la falta de personal cualificado que, como explica, «machaca a toda la hostelería». Esto hace que sean los propietarios los que tengan que suplir esa falta de camareros o cocineros. «Son horas y horas y al final te cansas. La vida no me da. Ahora mismo necesitamos un descanso para recargar las pilas«. Reconoce que la pandemia también ha tenido que ver pero, a pesar de eso, está embarcado en un nuevo proyecto: la apertura de Casa Agustín en Zaragoza. El concepto, apunta, será el mismo, pero con un aire renovado y pensando en el futuro, marcado también por la presencia de sus dos hijos en el negocio familiar. No obstante no oculta sus intenciones de regresar a su pueblo natal: «No quiero perder mis raíces, y mis raíces son estas. La intención que llevamos con el tiempo es volver a reabrir en Albalate con nuevas ideas».
– ¿Sabemos en cuánto tiempo?
– No, pero es un «hasta luego», no es un «adiós».
Tal y como explica, preparan ya la apertura del nuevo establecimiento, ubicado en la calle La Cadena. Tendrá capacidad para algo más de unos 80 comensales y esperan que pueda estar listo dentro de un mes, al término de septiembre o al comienzo de octubre. Arrancarán con personal nuevo, dejando en Albalate a la actual plantilla -conformada por una decena de personas- tras alcanzar un acuerdo. Cambian las cosas pero, aclaran, la oreja seguirá en la carta de Zaragoza.
Es quizá este producto el que le ha otorgado más fama al restaurante, que ha servido a generaciones de albalatinos, a vecinos de toda la comarca, de todo Aragón y de toda España, ¡incluso al rey! «Todavía recuerdo el día en el que vino el rey emérito con la moto a comerse un par de huevos fritos con jamón y un trozo de oreja», cuenta el actual gerente. «Viene gente desde Madrid, Barcelona, Valencia y muchos solo vienen a probar la oreja», añade.
La clientela fija echará de menos sus carnes y pescados a la brasa, la oreja o las patatas bravas, pero también el servicio diario que ofrecían, con apertura todos los días de la semana a excepción de los miércoles. Según explican, intentarán mantener en Zaragoza a gran parte de los proveedores, aunque el producto principal -carnes y pescados- lo traían desde Mercazaragoza, lo que conllevaba que Antonio hiciera tres viajes semanales a la capital aragonesa a por la mercancía. A pesar de todo, el componente emocional está muy presente. «Llevo una semana en la que todos los clientes me hacen llorar. Son muchos años…», reconoce.
Comienzan nueva etapa sin olvidar sus orígenes y teniendo muy presente el gran hueco que dejan en la hostelería del Bajo Aragón Histórico. No obstante, quizá sea el inicio de una aventura todavía mayor.
– Antonio, ¿cuál sería tu sueño?
– Mi sueño sería tener una franquicia de Casa Agustín. Ese sería mi sueño.
Restaurante Casa Agustín desde 1975
Restaurante Casa Agustín inició sus andaduras a unos metros de donde se encuentra actualmente, en la zona de la carretera de Albalate. Lo hizo en 1975, con el padre de Antonio, Agustín, al mando. Cinco años más tarde, en 1980, se trasladaron a su actual ubicación. En todo ese tiempo el bar operó de manera ininterrumpida. «Se abrió y no se pudo cerrar la puerta porque estaba hinchada. No se cerró ni un día, ni una noche ni media. Desde las 5 de la mañana que llegaba el relevo de la mina hasta el otro relevo, el otro… Me acuerdo de que mi padre dormía en dos taburetes del bar«, rememora Antonio.
Han sido varios los reconocimientos que Restaurante Casa Agustín ha obtenido en sus 47 años de andadura, atrayendo con su hacer gastronómico a miles de personas hasta el territorio. Es por eso que Antonio lamenta que no se haya reconocido públicamente la labor de su padre: «Reivindico el que mi pueblo no haya hecho un reconocimiento a mi padre. Me gustaría que se le reconociera por el turismo que ha atraído y generado».
Fuente : www.lacomarca.net
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