¡Hoy en Híjar la luz oscurecía
cuando el alma de Alberto nos dejaba!
¡Y hasta el cielo, de luto, se vestía!
Estas calles que han sido de su villa,
con el llanto de amigos se regaban
y en la pena más grande se envolvían.
¿Cómo hallar un respiro en su agonía?
¿Cómo dar el aliento, o la palabra,
a unos padres, sufriendo, a la deriva?
¡No hay consuelo que cubra vuestra herida,
ni habrá mano que alivie, en ese trance,
de apurar en el cáliz su bebida!
¡Es inmenso el dolor, y sin medida,
cuando arrancan a un hijo de la entraña
en la flor de los sueños, y la vida...
Cuando el hueco que deja su partida
nos derrumba la paz, y nos adentra
por camino sin rumbo, y sin salida...
Cuando tiene en su rostro, todavía,
la semblanza de un joven, al que quedan
sin gastar, ilusiones, y sonrisas!
Hoy el pueblo de luto se vestía
porque Alberto, volando hacia lo alto,
se llevaba con él nuestra alegría.
Esperamos, cariño, que algún día,
te estrechemos de nuevo entre los brazos
en un cielo, sin fin, ni despedidas.
Descansa en paz.
Autora : Teresa Rubira.
Lo hemos acompañado muchísima gente la iglesia se ha quedado pequeña... El pueblo está muy triste, el silencio es monumental... el tañir de los alabarderos ha despedido a nuestro vecino haciendo los honores a uno de nosotros. Hoy hemos despedido a un joven Hijarano, buena persona, amigo de todos... DEP.
ResponderEliminarMuy bien prima, expresado con el dolor de una marcha, joven.
ResponderEliminarPrecioso texto... Me saltan las lágrimas cada vez que lo leo. Enhorabuena, una vez más, por tu arte, Teresa.
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