Silvia Meseguer Bellido (Alcañiz, Teruel, 1989) es el ejemplo perfecto de cómo manejar una carrera, tanto deportiva como personal. A sus 30 años es toda una veterana de la Selección española, en la que debutó en 2008 coincidiendo con el arranque de Pelayo Seguros junto a la selección española.
Por entonces acababa de llegar al Espanyol, un club en el que coincidió con Vero Boquete entre otras, pero no era ni mucho menos una recién llegada en el fútbol. Y es que si ‘Mesi’ se identifica por algo es por su capacidad de estar en todas partes, ser absolutamente versátil, y no sólo como futbolista.
Desde muy pequeña, le enseñaron que dividir fuerzas podía ser una buena filosofía de vida para aprender a tocar varios palos a la vez. A diferencia de otros, Meseguer ha aprendido a hacer muchas cosas y hacerlas bien: cuando hacía atletismo de pequeña, brillaba. Cuando descubrió que correr detrás de un balón era divertido, también. Fichada muy joven en el Inter Aragón, vivió su primera gran fiesta del fútbol con el ascenso a una incipiente Primera División femenina en 2005. El gol que les dio el pase fue suyo, y pronto llamó la atención de los responsables de las selecciones femeninas de la Real Federación Española de Fútbol.
No obstante, Meseguer era muy consciente de que en ese momento el fútbol no era suficiente y se tomó muy en serio sus estudios. Buena estudiante desde siempre, se matriculó en medicina, carrera universitaria que pudo compaginar con la deportiva gracias a la comprensión de su equipo.
En la época dorada del Espanyol fue una jugadora clave: tres Copas de la Reina la avalan. Su buen hacer, su versatilidad y sobre todo una profesionalidad estoica ante las adversidades la convirtieron pronto en la futbolista perfecta para cualquier entrenador. Cuando el Espanyol pasó una crisis económica que obligó a reducir el presupuesto de todas las secciones, incluida la femenina, Meseguer lo aceptó. Mientras, le llegaba la gran oportunidad de la selección española. Ignacio Quereda la llamaba por primera vez en 2008 para la selección absoluta, después de haber participado en los dos europeos sub19 de 2007 y 2008, este último en el que marcó un gol.
En la Eurocopa 2013, el primer gran torneo de las que luego se llamarían las soñadoras, se confirmó como una imprescindible en el centro del campo y en el vestuario donde las Boquete, Villaécija, Gallardo y compañía mandaban. Como a tantas otras de su generación, el Mundial de Canadá les cambió la vida. El fútbol femenino había empezaba a hacerse un hueco en la sociedad española, y su nombre ya sonaba en los ambientes futbolísticos de quienes se habían dado cuenta de que las mujeres tenían mucho que decir en el mundo del balompié.
En ese 2015 ya llevaba dos años siendo una indiscutible en el Atlético de Madrid, el último como capitana junto a sus buenas amigas Amanda Sampedro y Lola Gallardo. Si el vestuario del conjunto colchonero, hoy gran líder del fútbol femenino español junto al FC Barcelona Femení, es lo que es, en buena medida se debe a que entre las tres han sabido consolidar un equipo unido.
Pero mientras el fútbol le hacía más conocida, ella cada vez necesitaba más tiempo fuera del campo. Medicina no es una carrera que pueda estudiarse en los ratos libres, sino que requiere un compromiso y un sacrificio tan o más grande que el del fútbol. Así, después de la Eurocopa de 2017, se vio obligada a comunicarle a Jorge Vilda una dolorosa decisión: tenía que dejar la Selección un tiempo para centrarse en sus prácticas de medicina en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda.
El seleccionador lo entendió, y Silvia se lo agradeció con una promesa: volvería en cuanto pudiera. Y así fue. En noviembre de 2018, disputó un amistoso precisamente contra Alemania, uno de los pocos equipos que puede superar a esta auténtica roca en el centro del campo. Igual que en el campo, Meseguer sabe cómo y cuándo debe cambiarse de posición. Ora es futbolista, ora médico, pero siempre con la misma profesionalidad.
Capaz de ser una centrocampista defensiva con virtudes más propias casi de un central (ha llegado a jugar algún partido en esa posición), como también para colocarse de mediapunta o incluso de falso ‘9’, su conexión con el resto de futbolistas es fundamental para entender el esquema de Vilda. Pero por encima de sus cualidades futbolísticas están las personales. La capacidad de compromiso que tiene esta futbolista la convierten en todo un ejemplo no sólo para sus compañeras, sino sobre todo para las jóvenes que vienen por detrás.
Fuente : 20 minutos.
¡grande, Silvia!
ResponderEliminarQue rabia me da que la pongan como Alcañizana y toda la culpa es de La wikipedia que es donde la gente lo consulta. Es Hijarana y ha llevado a Hijar en su corazón siempre.
ResponderEliminarLa Wikipedia la podemos corregir cualquiera
ResponderEliminarNo la actualizan
EliminarEs verdad el otro día antes del partido se dirigieron a ella como la jugadora de Alcañiz.
ResponderEliminarSimplemente Silvia, eres y serás una gran hijarana, lo sientes tú y todos nosotros.
ResponderEliminarSoy el Antonio, el calandino, desde Zaragoza, besos Silvia
Nació en Alcañiz y por eso es alcañizana, aunque su pueblo es Híjar y es una gran hijarana de la que podemos estar bien orgullosos.
ResponderEliminarNació en Alcañiz porque el hospital está en Alcañiz pero eso no significa que sea Alcañizana es Hijarana mariana.
Eliminar¡¡Muy orgullosos!!
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