
La población turolense de Híjar tuvo, al menos en su mejor momento, una comunidad judía de unos ciento cincuenta habitantes. Era no obstante bastante conocida en el resto del continente europeo, pues era lugar de fama en la labor de los pergaminos y las encuadernaciones; de hecho, fueron pioneros en imprimir en hebreo, y por supuesto tenían su yeshivá, su mikve y su shojet. Estuvo habitada 80 años más que sus vecinas, Alcañiz o Caspe. Para conocer su faceta como judería editorial, pinchar AQUÍ.
Muchos de los documentos conservados están hoy en grandes bibliotecas de todo el mundo, incluso la Biblioteca Nacional de España.


Es decir, ya no se puede sostener que el edificio no fue previamente una sinagoga. Y después de que el lugar fuera declarado BIC el año pasado, queda abierta una tercera fase de estudio con una línea clara de investigación arqueológica: el indudable carácter hebreo del edificio.


Publicado el 2 de Octubre de 2018.
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