En el subsuelo de Guipúzcoa corre un río blanco: es el primer río de leche de luna líquida de la Tierra. Se descubrió en una caverna del macizo de Ernio, en el valle de Aizarna (País Vasco). El acceso a ella es solo para espeleólogos expertos.
La leche de luna suele presentarse adherida a las paredes de las cavernas, en estado pastoso o casi sólido, por eso encontrarlo en forma de río fue extraordinario. Es una rareza planetaria que fluye blanca y brillante bajo los suelos vascos.
Etimológicamente, el término mondmilch se remonta al siglo XVI y procede de una cavidad kárstica del monte Pilatos (Suiza), conocida con el nombre de Höhle Mondmilchloch (Caverna de Leche de Luna).
Durante una prospección efectuada en 2002, un grupo de espeleólogos encontraron una torrente subterráneo único, en las entrañas del macizo kárstico guipuzcoano de Ernio. Según los investigadores de la Sociedad Científica Aranzadi, el río fluye unos 150 metros y tiene consistencia de leche espesa. Por el momento es el único caso conocido.
La sima de Alzola es una cavidad natural que desciende escalonadamente un desnivel de 90 metros bajo el suelo y presenta varias salas y galerías artificiales. Fueron perforadas durante el siglo XIX y comienzos del XX para explotar los lignitos, pero que fueron abandonadas hace ya más de 60 años. Fue una explotación muy importante en la zona, con más de un centenar de minas.
Este río ocupa más de 100 m de galerías con unos 40-60 cm de agua de flujo lento, de un brillante color blanco y una masa líquida parecida al yogur. Los análisis realizados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi muestra que las partículas que forman el río de leche de luna son extremadamente pequeñas y amorfas. Como son tan diminutas, no precipitan en estado sólido y aparecen en forma líquida, dispersa en agua, con sus brillos blancos y nacarados.
La farmacopea antigua utilizó esta sustancia (en estado más pastoso) para elaborar ungüentos balsámicos para úlceras cutáneas, tratamientos de belleza, en preparados antidiarreicos y como remedio contra la fiebre, pero nunca se había encontrado en estado líquido. Según las leyendas vascas, en lugares así se bañaban diosas y pequeñas hadas con extremidades de pájaro o cola de pez.
Según las leyendas, la leche de luna formaba parte de ritos paganos y rituales que tenían el poder de generar niebla para ocultar personas y lugares y protegerse de los enemigos.
Autora : Estel Soro Gómez.
Escapada Rural
Video de Sasitroka.
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