Amado Nervo nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad mexicana de Tepic. Su padre murió cuando él contaba trece años, lo que causó serios apuros económicos a la familia. Estudio en el Colegio de San Luis Gonzaga, en Jacona, y después ingresó al Seminario de Zamora, en el Estado de Michoacán, donde permaneció desde 1886 hasta 1891. En 1891 ya trabajaba como escritor, colaborando en Mazatlán en el Correo de la Tarde. Colaboró en la famosa revista Azul, situación en la que conoció a Rubén Darío. Fundó y dirigió con Jesús Valenzuela la Revista Moderna, sucesora de Azul y en 1900 publicó su primer libro de versos, Místicas. Viajó a París y durante su estancia en Europa escribió Poemas (1901), El éxodo y las flores del camino, Lira heroica (1902), Las voces (1904) y Jardines interiores (1905). Hacia 1905 ingresó en la carrera diplomática como secretario de la embajada de México en Madrid. Residió especialmente en Madrid donde trabó amistad con el director de la revista Ateneo, Mariano Miguel de Val, y escribió artículos para ésta y otras muchas revistas y periódicos españoles e hispanoamericanos. En 1914 la Revolución interrumpió el servicio diplomático y se impuso su cese. Regresó en 1918 y volvió a ser reconocido como diplomático, por lo que poco después fue enviado como ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay. Llegó a Buenos Aires en marzo y murió en Montevideo, el 24 de mayo de 1919, a los 48 años. Su cadáver fue conducido a México por la corbeta Uruguay. Fue sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres el 14 de noviembre de 1919.
AMIGA , MI LARARIO ESTA VACIO .
Amiga, mi larario esta vacío:
desde que el fuego del hogar no arde,
nuestros dioses huyeron ante el frío;
hoy preside en sus tronos el hastíolas nupcias del silencio y de la tarde.
El tiempo destructor no en vano pasa;
El tiempo destructor no en vano pasa;
los aleros del patio están en ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapiz del plumón, las golondrinas.
¡Qué silencio el del piano! Su gemido
¡Qué silencio el del piano! Su gemido
ya no vibra en los ámbitos desiertos;
los nocturnos y scherzos han huido...
¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos muertos!
¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas...
Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;
el viento sopla, la hojarasca rueda.
Amiga, tu mansión está desierta;
Amiga, tu mansión está desierta;
el musgo verdinegro que decora
dinteles ruinosos de la puerta,
parece una inscripción que dice: ¡Muerta!
El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!
Autor : Amado Nervo.
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