martes, 15 de abril de 2025

LOS VIDAL , TALENTO PREMATURO Y RELEVO ASEGURADO. Fuente :La Comarca.



 Tres generaciones apasionadas , Antonio enseñó primero a sus hijas y después a sus nietos a disfrutar de la Semana Santa. Ahora la viven juntos.

Antonio Vidal no tiene recuerdos de su vida sin que la Semana Santa estuviera presente, lo mismo le sucede a su hija Águeda. Aunque hacen memoria mirando al techo del museo de las peanas de Híjar, entre lodo ahí, casi como uno más en la familia. Después de un tiempo viviendo en Barcelona, Antonio volvió en 2001 a su pueblo natal con sus dos hijas y su mujer para quedarse. «Antes de mudarnos de forma definitiva ya teníamos Híjar y la Semana Santa muy presentes en nuestras vidas, pero cuando volvimos vimos el sentimiento fue aun más profundo», explica el abuelo de la familia.

Durante los últimos 25 años Antonio ha sido una de las personas que sacaba a hombros el paso de la Virgen de las Angustias, con que toda la familia guarda un vínculo muy especial. Ahora, tanto Antonio como su hija Águeda Vidal y su yerno Arturo Espinosa y los dos hijos de la pareja, Erik e Iker, disfrutan del tambor y el bombo, pero no siempre fue así. «Los primeros recuerdos los tengo de los años en los que las mujeres no podían salir a las procesiones. Mi padre sacaba el bombo y el paso, mi hermana salía de Manola con la Virgen y yo de hebrea, recuerdo que no me gustaba nada. El día que nos enteramos de que las mujeres podían participar, le supliqué a mis padres que me compraran un tambor, no debía tener más de 10 años», relata Águeda, bajo la atenta mirada de su padre.


Ese mismo tambor es el que ahora ha heredado el más pequeño de casa. La tradición sigue adelante y con más fuerza si cabe con la tercera generación. A su corta edad, Erik e Iker -nueve y cinco años respectivamenteya viven la Semana Santa con mucha intensidad. Especialmente el mayor de los dos hermanos es un verdadero apasionado del tambor. Según explica la familia, con apenas tres años y un tambor de juguete «lo que tocaba empezaba a sonar con sentirlo», ahora a los nueve «redobla como si fuera un adulto». Antes de cumplir los 10 años ya formaba parte de la banda de Alabarderos Juveniles. Con seis empezó a llevar el banderín de la banda, el año siguiente ya estaba tocando. «Al principio alguien tenía que salir con él porque era tan pequeño que no tenía fuerza para llevar el banderín el solo»,recuerda entre risas su madre Águeda.

Los ensayos de la banda de lunes a jueves no son suficientes para el hijarano. Los fines de Semana Santa prepara las actuaciones de Tamboríxar no con una, si no con dos cuadrillas. «Está en la que le corresponde por su edad y también toca con los chicos que tiene cuatro años más que él», relata su madre. Además la pasión de Erik se contagia también a su hermano pequeño. «Iker nació durante la pandemia y aunque en casa siempre teníamos la Semana Santa muy presente, entendió más tarde el sentimiento. Su hermano le enseña a tocar por casa, dándole vueltas a la mesa de la cocina», explica Águeda.

Los familia tiene claro que con los dos pequeños la tradición hijarana está más que asegurada. Con tanta participación reconocen que los preparativos para Semana Santa son muy intensos. «Siempre hay que sacar los tambores con tiempo por si hay que apretarlos, hay que revisar las túnicas y hay muchas cosas de las que estar pendiente». Una vez llegan las procesiones, Elena, la abuela de la familia es la que se encarga de hacer que todos estén listos. «Nos hace la comida, ¡que esos días también es muy importante», reconoce su hija. Aunque Elena no quiere ponerse en la foto porque ella no es nada de Semana Santa, durante la entrevista reconoce que la ilusión que la familia tiene es contagiosa, aun así, rechaza salir. «Ellos que toquen, que yo ya preparo el resto», concluye casi desde lejos. 





Autora :  Marina Monreal.

Especial Suplemento de la Comarca.


1 comentario: