Este artículo ha sido redactado por Enrique Garralaga, pero ha contado con la inestimable ayuda de sus entrañables amigos Antonio Aguado y Tomás Monzón. Cuando nos reunimos, estos y otros amigos, y sobre todo después de haber bebido algunas cervezas y vinos, no tardamos en perder el tiempo, hablando y discutiendo sobre tonterías sin importancia. Somos así.
En esta ocasión, caímos en la cuenta de que los idiomas evolucionan constantemente. Una de sus consecuencias es que muchas palabras o frases hechas cambian totalmente de significado con el correr de los tiempos, de manera que nos creemos que dicen una cosa, pero realmente significan otra muy distinta. Lo primero que hicimos fue elegir algunas palabras de nuestra lengua, así como también una frase hecha en catalán, idioma en el que, naturalmente, sucede lo mismo que en el nuestro. A continuación, consultamos la definición original de todas ellas, y finalmente hemos intentado averiguar cuál ha sido la causa de su sorprendente cambio de significado.
Es muy cómodo consultar alguno de los muchos diccionarios “online” que se encuentran en Internet, porque así se evita uno la molestia de tener que pasar muchas páginas en un diccionario de papel. Nosotros, para asegurarnos de la autenticidad del significado de las palabras en castellano que les mostraremos a continuación, hemos confiado a ciegas en la sabiduría y erudición de los ilustres académicos de la Real Academia de la Lengua Española, cuyo diccionario “online” (al que en los sucesivo designaremos por la abreviatura “Diccionario RAE”) es el único que hemos consultado. Si usted desea confirmar que son auténticos los significados de las palabras que les expondremos a continuación, deberá consultar exclusivamente este diccionario “online”. En su navegador lo puede encontrar fácilmente, escribiendo las palabras clave de búsqueda: “consultar diccionario rae”.
CABREO.- En la casilla correspondiente del Diccionario RAE, escribimos la palabra “Cabreo”. A continuación, pulsamos “intro”, y esto es lo que nos encontramos:
1.Documento en que el enfiteuta hacía constar el reconocimiento de los derechos del señor directo.
2.Libro en el que se coleccionaban los cabreos.
Les vamos a aclarar el significado de la primera definición, que quizá no se entienda muy bien a primera vista, porque es una frase muy escueta, y porque además utiliza un vocabulario poco habitual:
Algunos Señores muy importantes, generalmente pertenecientes a la alta nobleza, que poseían muchos bienes inmuebles (tierras de labranza, olivares, prados, caseríos, molinos, etc.) no deseaban administrarlos directamente, por las molestias que ello les causaba, y además porque residían lejos de ellos; las más de las veces, en la Corte. No querían saber nada de complicaciones, sino solamente recibir alguna cantidad de dinero por sus bienes. Entonces, recurrían a un enfiteuta. El enfiteuta (a veces, mal llamado “Administrador”) era una persona que llegaba a un acuerdo con el Señor directo, que consistía en lo siguiente: el enfiteuta le pagaba una cantidad estipulada de antemano al Señor directo, a cambio de que este último le permitiera al primero disponer a su antojo de los bienes inmuebles, por un tiempo limitado. Es decir que, durante un cierto tiempo, el enfiteuta podía actuar y comportarse como si dichos bienes inmuebles fueran propiedad suya.
De esta forma, el Señor directo percibía una cantidad fija de dinero y se desentendía de todos los asuntos relacionados con sus propiedades, hasta que venciera su contrato con el enfiteuta. Un ejemplo cercano de esta manera de proceder la encontramos en los Duques de Híjar. En el archivo de la casa Ducal de Híjar se encuentra abundante información sobre pactos entre los Duques y varios enfiteutas.
Un “Cabreo”, como bien dice el Diccionario RAE, era un documento, en el cual el enfiteuta les manifestaba a los labradores, pastores, molineros y demás arrendatarios de los bienes del Señor directo que, a partir de ese momento, era él mismo quien tenía derecho a exigirles el pago de un arriendo. Generalmente, el importe del nuevo arriendo que les imponía el enfiteuta era más alto que el que ya le venían pagando al Señor directo.
Ahora llega el momento de comprender por qué la palabra “cabreo” ha adquirido su significado actual. Naturalmente, los arrendatarios resultaban, a consecuencia de cada cabreo sucesivo, ya no solamente “molestos”, sino “enfadados”, “irritados” y muy “c…s” (ponga aquí la palabra que usted considere conveniente. Es casi seguro que acertará).
POTORRO.- En la casilla del Diccionario RAE, escribimos “Potorro”, después pulsamos “intro”, y nos encontramos solamente con una acepción para dicha palabra:
salero (recipiente en que se sirve la sal).
Imagínense ustedes a un Caballero, al que le invitaron a cenar en una casa respetable. Nada más empezar la cena, este Caballero le dijo a la Señora de la casa: “Sea usted tan amable de sacar el potorro”. Este Caballero no estaba diciendo ninguna barbaridad, sino que simplemente, estaba manifestando que, para su gusto, la comida que le sirvieron estaba un poco sosa.
Insistimos en que, según el Diccionario RAE, el único y auténtico significado de la palabra “potorro” es el de “salero”, es decir, es un recipiente en el que se guarda la sal. No hay ningún otro. Entonces, ¿Qué ocurrió en el transcurso de los años, para que se haya olvidado casi totalmente el significado original de esta palabra, y sorprendentemente, su significado actual sea tan distinto?
Lo que pasó fue que, a algunos individuos malpensados, soeces, procaces, descarados, groseros, sinvergüenzas, maleducados, etc, de mentes calenturientas, se les ocurrió establecer comparaciones tales como ésta: “La sal de mesa se guarda en un recipiente llamado potorro… ¿En dónde está guardada la sal de las mujeres?” Nosotros, que somos gente seria y formal, no ahondaremos en esta línea de pensamiento; pero sea usted mismo quien llegue a las conclusiones que le parezcan oportunas.
CORRERSE.- Si corremos a consultar el Diccionario RAE, no encontraremos directamente la palabra “Correrse”, sino “Correr”. Es lógico, toda vez que “Correrse” es lo mismo que “Correr”, solo que en sentido reflexivo. El problema es que nos encontramos nada menos que con 45 acepciones para la entrada “Correr”.
En la obra teatral “¿Tan largo me lo fiais?” de Tirso de Molina, escrita en 1616, en el primer acto, escena VIII, dice un personaje de dicha obra:
“Ya estoy corrido de verla”.
Más adelante, dice otro personaje: “me corro de oíros”.
¿Qué tal le suenan estas frases? En el llamado “Siglo de Oro de la literatura en lengua castellana” la palabra “Correrse” y todas las frases que pueden derivarse de ella, tales como “Me corro a menudo”, “¿Se ha corrido mucho vuesa Merced?”, etc, son frecuentísimas y las encontramos en muchas obras teatrales de los autores más famosos: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Rojas Zorrilla, etc, así como en numerosos sonetos y en otros poemas.
El significado que tenía el verbo “correrse” en aquella lejana época, lo encontramos en la acepción nº 37 del Diccionario RAE, que es: “avergonzarse”. Actualmente, aquel significado antiguo de la palabra “correrse” se ha olvidado casi por completo; pocas personas lo conocen. Hoy en día, a nadie que en realidad quiera afirmar: “Me he avergonzado bastante”, se le ocurriría decir: “Me he corrido bastante”, porque sería malinterpretado inmediatamente.
Por supuesto, entre las 45 acepciones que aparecen en el Diccionario RAE, para “Correrse” también encontraremos las más conocidas, tales como la nº 27: “Hacer que una cosa pase o se deslice de un lado a otro, cambiarla de sitio”. Pero… ¿qué hay de uno de los significados de la palabra “correrse”, en el que es posible que usted esté pensando ahora mismo? Pues busque en el Diccionario RAE, y lo encontrará.
En cuanto al motivo por el que ha adquirido tanta preponderancia la significación actual del verbo “correrse”, correremos nosotros “un tupido velo” y no entraremos en detalles. Ya lo sentimos.
A veces, uno se sorprende de hasta dónde puede llegar la imaginación de ciertas personas. Recuerdo a un amigo, al que siempre que pasaba por delante de una Oficina Postal le hacía mucha gracia la palabra “Correos”, y la repetía en voz alta, como leyéndosela a todas las personas que entonces pasaban por allí. Por supuesto, su entonación sugería que estaba usando el significado del verbo “correrse” en imperativo plural. En este mundo hay gente para todo.
SALUT I FORҪA AL CANUT.- Es ésta una frase hecha en catalán, que se ha vuelto muy popular en toda España, para brindar con los amigos en las ocasiones festivas. ¿Está usted seguro de que sabe lo que verdaderamente significa?
Los castellanohablantes tendemos a traducir esta frase por: “Salud y fuerza en el … ¿qué es el “canut”? Pues el auténtico significado de la palabra “canut” no es aquél en el que probablemente está usted pensando ahora mismo.
El “canut” era una especie de cilindro que antiguamente, los campesinos catalanes (los payeses) llevaban atado a la cintura, para que no se les perdiera, y en el cuál guardaban sus monedas. En cuanto a la palabra “força”, en catalán, no solo significa fuerza, sino que también significa “mucho”. Así pues, una traducción correcta de la frase: “Salut i força al canut” sería: “Salud y mucho (dinero, se entiende) en el monedero”. Lo cual, por cierto, encaja perfectamente en la imagen tópica que se tiene habitualmente del carácter y de la manera de ser de los catalanes.
Hemos encontrado en Internet otra frase en catalán que significa prácticamente lo mismo que la anterior, pero que es bastante más expresiva y clara, si bien es mucho más desconocida. Dice así: “Salut i pessetes i el demés a fer punyetes”. En castellano:” Salud y pesetas y lo demás a hacer puñetas”.
Como comentario particular nuestro a estos dos dichos populares en Cataluña, recordaremos que se suele decir: “Tres cosas hay en la vida: Salud, Dinero y Amor”. Estas frases en catalán sugieren que en realidad, solo hay dos. El Amor se queda fuera. No son muy románticos.
Estimado lector o lectora, aún conocemos más palabras y frases completas que en realidad no significan lo mismo que parecen a primera vista, pero no queremos abrumarle ni abusar de su paciencia. Le deseamos sinceramente que lo que ha aprendido hoy le sirva de algún provecho, amén de solaz, esparcimiento y regocijo (le recomendamos que si sobre el significado de estas palabras, tuviera dudas, no lo dude: consulte el Diccionario RAE).
Solamente por haber sido capaz de seguir leyendo sin pestañear hasta aquí, le quedamos muy agradecidos y nos despedimos de usted, enviándole un atento saludo.
Autores .
Enrique Garralaga Robres.
Antonio Aguado Barcelo.
Tomas Monzón Ferrer.
Jajaja, sois geniales amigos, voy a ver si lleno el POTORRO y el CANUTO que los tengo vacios.
ResponderEliminarMuy buena, didáctica y graciosa vuestra disertación sobre los significados de algunas palabras que tienen su vertiente erótica y que esa versión se ha apoderado de las demas acepciones. Yo desconocía la auténtica y única acepción de la palabra potorro, y si algo me decía era el sentido erótico al que hacéis referencia. Os animo a que continuéis proporcionándonos ratos agradables como el que he disfrutado hoy.
ResponderEliminarGeniales amigos, esperamos más artículos con este corte humorístico-informativo. ¡Queremos seguir aprendiendo! Un abrazo.
ResponderEliminarcomentario muy gracioso...ánimo y a seguir¡¡
ResponderEliminarYo espero que os reunáis para tomar algunas otras cervezas y que, nos informéis de nuevas palabras, en las que hoy tienen un significado distinto a lo que pensamos.
ResponderEliminarGracias, mosqueteros