Este tiempo de pandemia nos ha “obligado” a recluirnos y vivir hacia el interior; hacia el interior de nuestros hogares, pero también de nosotros mismos. Y hemos comenzado a echar en falta y valorar mucho más, todo aquello que antes nos parecía normal: un beso, un abrazo, una caricia, un apretón de manos, una mano en el hombro... Por eso, nos aferramos al teléfono, ese aparato que, mediante llamadas o videollamadas, permite ver a los nuestros. Pero no es lo mismo, claro, porque solo sirve para “mirar y no tocar”, como ponía en algunas tiendas.
¿Que cómo lo vivimos? Aquí dejamos algunos valiosos testimonios de personas de distintos lugares, y con edades y profesiones diferentes, que nadan entre desasosiego y esperanza. ¡Cuánto nos parecemos por dentro!
¿Y quién dijo que a los hombres les costaba más expresar sus sentimientos?
Pandemia, virus, dolor de cabeza..., qué difícil pasar unos días sin que te vengan esas cosas a la cabeza. La única solución, y de la que no me arrepiento sino que me ha encantado, ha sido el vivir MUY JUNTO a la persona que más quiero en este mundo. Han sido unos días que nos han acercado todavía más. Un auténtico gustazo. Javier Herrero.
Aunque ya se ha hablado mucho de los sentimientos durante esta época de pandemia, quiero hacer hincapié en gestos que antes los veíamos habituales y no parecían gran cosa, pero ahora cobran una importancia tremenda. Está claro que el contacto físico es vital. Las personas convivientes lo han podido mantener a diario, pero los que vivimos solos lo hemos echado mucho de menos. Ahora mismo tengo más ganas de dar un abrazo que de cualquier otra cosa. Los abrazos que más ganas tengo de dar y recibir son los de mis sobrinos, seguidos del resto de familia y amigos, pero me está sucediendo algo curioso, que hasta echo de menos dar abrazos a desconocidos. Por ejemplo, estos días acabo de jugar partidos de diversos deportes y me apetecía dar un abrazo al rival reconociendo el trabajo bien hecho. Así que, desde los breves abrazos cordiales con palmada en la espalda, hasta los de mis pequeños tesoros que vienen corriendo y se me cuelgan del cuello como monicos, todos tienen un valor incalculable. Pocas cosas cuestan tan poco y dan tanta satisfacción. Eduardo Gerique
Se me hace muy difícil expresar los sentimientos contradictorios ante la pandemia. Subrayo con pena, como siempre, el comportamiento personal y social tan contradictorio ante una situación inesperada. Reconocimiento y entrega del sector sanitario exponiendo su vida por los demás ante la desolación y muerte. No puedo comprender que ante tanta desolación personas y entidades ante la cruda realidad y de forma egoista hayan estado aumentando su negación el dolor social. Mi aplauso a las personas de bien y humanidad. Mi desprecio total a las actuaciones que con su comportamiento propugnan hacer más grandes las heridas ocasionadas. Deseando que impere la palabra la comunicación los sanos sentimientos de sociedad para seguir avanzando. Nos toca a cada uno como actuar para mejorar. Los sentimientos y situaciones individuales? Múltiples dolor y desolacion y mas aún en los pobres. Nos toca renacer, avanzar.. Diego Gila.
Hace un año que estamos viviendo otra vida mas intima mas lenta y menos compartida con nuestros amigos y familiares pero no por ello olvidados, al contrario, mas valorados y deseando que pronto volvamos a disfrutar todos de estar otra vez celebrando el final de asedio virico. Mientras tanto, paz y amor. Tomas Llorens
Dicen los que saben que la naturaleza, harta ya de dar señales de advertencia y peligro inminente, decidió protegerse de nosotros, los seres humanos, obligándonos a encerrarnos, confinarnos, aislándonos en una reclusión tenaz. Le bastó un ser microscópico y el miedo hizo el resto. Excluidos de nuestra vida cotidiana y del contacto personal con nuestros afectos, descubrimos nuevos sentidos, más allá de la vista y el oído que requieren las pantallas de la red. Al comunicarnos, no percibimos el perfume de las personas amadas pero sentimos la ternura y la alegría del momento compartido. Aprendimos que las palabras tiempo y distancia han perdido su valor absoluto y nos rodean, más allá de relojes, paralelos y meridianos. Dicen los que saben. Américo Fojo.
Incertidumbre y ansiolíticos. Afectos y sentimientos, bipolares, sorpresa, retrospección del día a día, incredulidad, -desastres ecológicos-el olor de las naranjas sin envoltorios plásticos, amor a la Tierra, enamorando en casa enlatados tropezando en el pasillo, añoranza de los seres amados ahora lejanos, estrellas en el techo de la habitación... prefiero tocar, oler a mis amistades, los noticiarios por la ventana, ¡mentiras! ¿qué sucederá? desaparecerán <los abrazos chillados> los besos enloquecidos con desconocidas. Bailar con el calor del sol en la frente ¡no quiero perderlo! ¿amigos con distancias? John Lennon “Forever”. ¿Qué o quién? ¿Reventará el silencio? Preguntas sin respuestas. En la calle con máscaras sin ser carnaval, todo digital en pandemia. Siempre sábado, nunca domingo, gira la rueda de muerte para unos, el negocio para otros. Reinventarse cada día, esperando la vacuna. Narcis Ibañez.
MI QUERIDO TELÉFONO FIJO
En el afecto por los demás, ocurre como el hambre, te llega de golpe cuando no tienes el pan a mano. Hay gente que sale de nuestra vida sin ningún motivo, quizá porque nos atropella el día a día. Pero ellos siguen ahí, cerca o lejos, según lo queramos ver. Con esta pandemia infinita, mi cariño y afecto se refugiaron en casa y ahora hablan por teléfono fijo con esa voz cálida que proporciona el cable, percibiendo con mejor claridad el estado de ánimo a través del tono de voz. Es aquí donde los besos suenan a ciertos, se reciben como una verdadera caricia en el oído y no se quedan mudos detrás de un icono de labios en el whatsapp. ¡Por favor, no te quites el teléfono fijo! José Antonio Soler
El efecto de esta maldita pandemia, en cuanto mi persona, es que lo estoy llevando fatal. Es difícil la convivencia con el miedo al virus. Es obvio que lo que ansío, es poder abrazar a mis nietas y que la economía funcione. Me entristecen muchísimo las colas del hambre. Ojalá pronto, podamos desterrar todo esto y llenar de alegría nuestros corazones. Francisco Lanuza.
¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRO TESTIMONIO!
Recopilación de eshijar.
Bravo chicos, quién dijo que los hombres no lloran? Los hombres llorais, odiais,extrañais etc...En definitiva, las emociones en todas sus formas y colores no entienden sexo si no de ser persona humana. Ya nos queda manos, esta batalla la ganamos entre todos y todas.Ánimos Narcís y José Antonio.
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