Normalmente no somos conscientes del lento y callado trabajo que desarrollan los científicos, del cual nos beneficiamos todos. Quisiera rendirles un homenaje, contándoles algunas curiosidades sobre el descubrimiento de la fórmula de la vitamina B12, que acelera la incorporación de ciertas sustancias útiles para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Conocer la composición química de las vitaminas, o la de los medicamentos, o la de otras sustancias que hay en nuestro organismo, es una condición imprescindible para poderlas fabricar en forma de fármacos, para mejorar sus propiedades y para muchas otras ventajas. Y esto no es nada fácil, porque sus moléculas son tan pequeñas que no se pueden ver ni con los mejores microscopios.
Aunque la Física y la Química son disciplinas científicas que en muchos aspectos están relacionadas entre sí, en ocasiones, existen entre los Físicos y los Químicos ciertas rivalidades que llegan a ser incluso algo cómicas. Un ejemplo lo tenemos en la investigación sobre la composición química de la Vitamina B12.
En 1945, el prestigioso Científico y Profesor de Química de la Universidad de Oxford John Conforth, intentaba descubrir la naturaleza de la Vitamina B12, por métodos exclusivamente Químicos. Pero se le resistía mucho (por cierto, hoy sabemos que su fórmula, como veremos más adelante, es endiabladamente complicada). Le contaron que una científica muy joven, llamada Dorothy Hodkins, intentaba hacer lo mismo, pero mediante métodos Físicos, y que ya por aquel entonces había obtenido algún éxito en el desciframiento de la estructura de la penicilina.
La reacción de Conforth ante esta noticia fue, a la vez de desdeñosa, quizá también un poco envidiosa, y afirmó: “Si eso es cierto, abandonaré la Química y me dedicaré a cultivar champiñones”.
John Conforth
El método Físico que utilizaba Dorothy Hodkins se llama “Cristalografía de rayos X”. Básicamente, consiste en lanzar rayos X contra la molécula cuya composición se quiere averiguar, e impresionar en una placa (similar a la que se emplea para las radiografías de los humanos) la “huella” que los rayos X han dejado en ella, tras atravesar dicha molécula. A esta “huella” hay que aplicarle ciertas operaciones matemáticas muy, muy complicadas. Hoy en día, con la ayuda de ordenadores, estos cálculos se han simplificado mucho, pero entonces los ordenadores aún no existían, y había que efectuarlos “a mano”.
Este método se utilizaba para descifrar la estructura de minerales cristalizados, pero se dudaba de su eficacia en compuestos biológicos. Y por supuesto, siempre quedaba la complicación añadida de la enorme dificultad de los cálculos matemáticos necesarios. A pesar de todo, la joven Dorothy Hodkins no se amilanó, y con la colaboración de su equipo de estudiantes de Doctorado, y tras 8 años de arduos esfuerzos, logró al fin descifrar la composición de la vitamina B12.
El nombre que se le da a la vitamina B12 es el de “Ciano-cobal-amina” (“Ciano”, porque en el centro de esta molécula hay un radical Cianuro, que en cantidades ínfimas no es venenoso; “Cobal”, porque dicho grupo Cianuro está unido a un átomo del metal Cobalto; y “Amina”, porque está también conectado a una cadena de varios compuestos de este tipo). Pero su estructura es muy compleja. Pueden ustedes visualizarla, si lo desean, por ejemplo, en: https://es.wikipedia.org/wiki/Cianocobalamina
Dorothy Hodkins
En la comunidad científica mundial causaron impacto las proezas de Hodkins y su equipo, y se le concedió el máximo galardón posible: el Premio Nobel de Química, en 1964. Fue la tercera mujer en la Historia en ganar esta distinción. Sus logros más conocidos fueron el desciframiento de las estructuras de la penicilina, de la vitamina B12 y de la insulina, gracias a los cuales, hoy se dispone de productos farmacéuticos adecuados para el tratamiento de varias enfermedades, que han salvado muchas vidas.
Dorothy Hodkins era muy admirada por su simpatía y por su comprensión hacia los problemas personales de sus estudiantes de Doctorado, que le tenían en gran estima. Era amable con todo el mundo. En una entrevista para la cadena de Televisión británica BBC, le preguntaron si en alguna ocasión sus colegas masculinos le habían menospreciado por ser mujer. Respondió: “Al contrario. Siempre me han ayudado mucho, precisamente por ser mujer”.
Desgraciadamente, desde muy joven comenzó a padecer una fuerte artrosis, que le acabó produciendo importantes deformaciones en manos y pies. Aunque no le impidió del todo realizar su actividad investigadora, sí que supuso un obstáculo para que aún consiguiera mayores éxitos científicos.
A veces, algunos científicos cambian de profesión. En el equipo de estudiantes y colaboradores de Dorothy Hodkins se encontraba una mujer, que años después llegó a ser muy conocida, no solo en Inglaterra, sino en todo el mundo. Tras ejercer un tiempo como Química en la Universidad de Oxford, abandonó la Ciencia y se dedicó a la Política, en el Partido Conservador de Gran Bretaña. Fue la primera mujer que llegó a ser elegida “Premier” (Presidenta del Gobierno) de ese país, y también la que más tiempo permaneció en dicho cargo, desde 1979 hasta 1990. Por su carácter enérgico y por su fuerte determinación para tomar decisiones políticas, ha pasado a la Historia con el apodo de “La dama de Hierro”.
Margaret Thatcher, “La dama de hierro”
Margaret Thatcher admiraba tanto a su antigua Profesora, que en su despacho de la Residencia Oficial del Premier británico en Londres, en el número 10 de Downing Street, tenía un retrato de Dorothy Hodkins, que enseñaba orgullosamente a los Jefes de Estado y demás personalidades que pasaban por allí. Y eso, a pesar de que Hodkins era activista y militante en el Partido Laborista, políticamente opositor al Partido Conservador de Thatcher.
¿Y qué ocurrió con el Profesor John Conforth, el hombre que se iba a dedicar al cultivo del champiñón? Afortunadamente para la Ciencia y para él mismo, se lo pensó mejor, se “tragó” sus palabras y siguió dedicándose a la Química, con tanto tesón e inteligencia que en 1975, también a él se le concedió el Premio Nobel de Química, por su trabajo sobre ciertas reacciones bioquímicas catalizadas, que permitió realizar la síntesis del colesterol. En su discurso de aceptación del premio, reconoció que su propia esposa, también Doctora en Química, había sido su mejor colaboradora.
NOTA : El próximo domingo 31 de enero publicaremos la segunda parte, Cientificos 2, titulada " El apoyo a los cientificos. ".
Autor : Enrique Garralaga Robres.
Muy interesante estos son los que tenían que dirigir el covid.
ResponderEliminarMás dinero para la ciencia.
ResponderEliminarMuy interesante historia! Gracias a estos investigadores que se esforzaron en su día se ha llegado a donde estamos hoy. Se podría hasta hacer una película de ésto.
ResponderEliminar¡Qué artículos más interesantes, Enrique! Gracias, gracias, gracias.
ResponderEliminarInteresantes relatos que son muy desconocidos por pertenecer a campos muy específicos. Se valora muy poco la ciencia que es la que hace que podamos vivir más y mejor.
ResponderEliminarGracias y sigue contándonos lo que no sabemos.
Solo puedo decir lo que dicen los otros contertulios, (podría decir) gracias, por los artículos y con ellos elevar conocimientos para nuestra cultura.
ResponderEliminar