Hasta los años 70, era muy frecuente ver en nuestro pueblo a los quinquilleros, venian con sus carros coloridos, arrastrados por las caballerias, siempre acompañados, por una familia normalmente numerosa, que siempre se hacian acompañar por fieles galgos.
Logicamente se dedicaban al negocio de la quinqualleria, arreglar y estañar metales, calderos, pucheros, platos, calderetas, vasijas etc...
Durante siglos fueron muy solicitados, pues en los trabajos de estañar, eran unos maestros. Con el tiempo estos habitos quedarón en desuso, y los quinquilleros pasaron al negocio de la venta ambulante.
En aquellos años , que nosotros recordamos , tenian dos lugares, donde se localizaban, eran la cueva de la Calle Paradas o en las proximidades del matadero, donde ante la proximidad del rio, aprovechaban para fregar y lavar.
El padre llevaba, traje de pana , camisa con el cuello abierto, una cadena de oro, un sombrero o boina, bigote normalmente ( no siempre ), y una navaja para defensa.
La mujer llevaba falda larga hasta los tobillos, camisa de encaje, cabello largo, generalmente con dos trenzas o un moño, una cadena de oro, con una medalla y unos pendientes.
Recordamos que los carros eran en general con toldo y visera, algunos con cascabeles, cuyos sonidos todavia resuenan por la Calle Paradas.
La mayoria de aquellos quinquilleros, tocaban la guitarra y el acordeón, y las noches siempre estaban llenas de fiesta y juerga .
Al entrar por la puerta, pasabas por un arco de relieves de piedras, con simbolos de cruces y flores. El patio era amplio, alargado y el suelo era de tierra, y al frente a la derecha, te encontrabas con las escaleras, que tenían un barandado de yeso.
Junto al patío había dos cuartos bajos y una luna, en uno de los cuartos bajos, el que daba más a la plaza, tenia un hermoso techo de madera, con dibujos, bolas y adornos, que nos han dicho que debía ser el despacho del Rabi.
Al subir por las escaleras, te encontrabas un edificio de dos plantas. En la primera de ellas, tenia comunicación con la sinagoga, a través de una ventana, que se comunicaba con el interior del recinto, por el cual los conversos, nostálgicos de su antigua religión podrían presenciar sin ser vistos los oficios litúrgicos. También hemos podido saber, que por la otra vivienda que esta a la derecha entrando a la sinagoga, viniendo por la Cuesta del Olmo, también se comunicaba con la sinagoga a través de un arco.