Esta semana, en nuestra sección en " Un día de estos ", queremos rescatar la figura del pastor. A mediados del siglo XX, nuestro pueblo, estaba poblado de pastores que cuidaban de sus rebaños desperdigados por todo el término. Los recuerdo como una mancha blanca en movimiento por el terreno, como un elemento siempre presente durante las cuatro estaciones. Eran como un adorno, como un ropaje blanco de la campiña. Y el pastor al frente del rebaño dirigiendo sus pasos, con su perro, su bastón, su zurrón y su manta al hombro. Cuando hacía frío de verdad, solían taparse con ella; aunque eran fuertes y sufridos y aguantaban el mal tiempo. Siempre estaban prestos para charlar un rato con los labradores echando una parrafada sobre el tiempo, el tempero, la siembra, la cosecha, la siega; y fumando un cigarrillo.
Ahora que han desaparecido, casi por completo , los recuerdo con afecto y creo que merecen una atención y reconocimiento por su labor tan constante y sacrificada al cuidado de los rebaños.
Se sabian todas las fincas del campo, todas las lindes, límites, mojoneras, los términos; conocian hasta las piedras del camino. Los pastores sabían cuáles eran los lugares donde había caza: codornices, perdices, liebres, etc...
Era una vida muy esclava, sin ningún día de fiesta , incluso con nieve se sacaban algún rato las ovejas para que abrevaran y tomaran el aire.
Hoy en " Un día de estos ", nuestro recuerdo a todas las familias de pastores que han existido en Hijar, a lo largo de su historia .
Yo los recuerdo con gran cariño. Cuando encerraban su ganado en la Leana, se quedaban un ratico charlando con nosotros. Con más frecuencia venia el tío Jorge, marido de la tía Presen. Para nosotras, tíos siempre. El mejor homenaje es no olvidarlos; se lo merecen.
ResponderEliminarMuy bonito y oportuno el recuerdo. Y el texto, emotivo y rico con figuras poéticas preciosas. 👏👏👏
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