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sábado, 28 de diciembre de 2024

POESIA DE NAVIDAD : AL NACIMIENTO DE CRISTO . Autor : Lope de Vega.






Repastaban sus ganados

a las espaldas de un monte

de la torre de Belén

los soñolientos pastores,


alrededor de los troncos

de unos encendidos robles,

que, restallando a los aires,

daban claridad al bosque.


En los nudosos rediles

las ovejuelas se encogen,

la escarcha en la hierba helada

beben pensando que comen.


No lejos los lobos fieros,

con los aullidos feroces,

desafían los mastines,

que adonde suenan, responden.


Cuando las oscuras nubes,

de sol coronado, rompe

un Capitán celestial

de sus ejércitos nobles,


atónitos se derriban

de sí mismos los pastores,

y por la lumbre las manos

sobre los ojos se ponen.


Los perros alzan las frentes,

y las ovejuelas corren

unas por otras turbadas

con balidos desconformes.


Cuando el nuncio soberano

las plumas de oro escoge,

y enamorando los aires,

les dice tales razones:


«Gloria a Dios en las alturas,

paz en la tierra a los hombres,

Dios ha nacido en Belén

en esta dichosa noche.


»Nació de una pura Virgen;

buscadle, pues sabéis donde,

que en sus brazos le hallaréis

envuelto en mantillas pobres».


Dijo, y las celestes aves

en un aplauso conformes

acompañando su vuelo

dieron al aire colores.


Los pastores, convocando

con dulces y alegres voces

toda la sierra, derriban

palmas y laureles nobles.


Ramos en las manos llevan,

y coronados de flores,

por la nieve forman sendas

cantando alegres canciones.


Llegan al portal dichoso

y aunque juntos le coronen

racimos de serafines,

quieren que laurel le adorne.


La pura y hermosa Virgen

hallan diciéndole amores

al niño recién nacido,

que Hombre y Dios tiene por nombre.


El santo viejo los lleva

adonde los pies le adoren,

que por las cortas mantillas

los mostraba el Niño entonces.


Todos lloran de placer,

pero ¿qué mucho que lloren

lágrimas de gloria y pena,

si llora el Sol por dos soles?


El santo Niño los mira,

y para que se enamoren,

se ríe en medio del llanto,

y ellos le ofrecen sus dones.


Alma, ofrecedle los vuestros,

y porque el Niño los tome,

sabed que se envuelve bien

en telas de corazones.


Autor :  Lope de Vega.

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