Eres Madre, Columna en que me aferro.
Eres, Madre, Pilar en donde beso.
Dejo siempre, mis manos, en tus manos
para entregarte así, todo mi peso.
Es tu imagen medalla, y es escudo,
que ha colgado, de niña, por mi cuello.
Y ante el Manto sagrado que recubre
la preciosa columna, de tu cuerpo,
como maña, me inclino, de rodillas,
a ofrecerte lo que amo, y lo que tengo.
Ante ti hemos pasado nuestros hijos...
Alegrías, las penas, o los sueños...
¡Y he pedido, Señora, tantas cosas,
que quizá todavía no merezco...¡
Pero todos sabemos que eres grande,
como grande el cobijo de ese Templo,
y nos lavas las penas con tu gracia
y el agüica del río: nuestro Ebro.
Desde cada lugar donde me encuentre,
tu figura, por siempre, yo venero.
Y oración es la jota que te canto,
y que llega hasta ti, mecida al viento.
Pilarica que estás dentro del alma.
Pilarica, que sabes lo que siento...
Míranos con la luz que dan tus ojos
¡¡y verás, desde aquí, cuánto te quiero!!
¡Viva la Virgen del Pilar!
Autora : Teresa Rubira.
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