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viernes, 28 de julio de 2023

Una visita a las instalaciones de la Balsa del Molino del Columbrillo , donde se produjo la primera energia electrica en Hijar , por el año 1903 .





Hace unos meses , hemos realizado una visita a uno de los lugares de nuestro municipio, con más historia , a principios del siglo XX.  Me estoy refiriendo a la Balsa del  Molino del Cumbrillo, desde donde se producia la primera energia electrica en nuestra localidad por el año 1903.



( En la imagen superior, podemos ver la denominada Balsa del Molino, por donde venian las aguas procedentes de la Acequia de Gaen, un lugar que muchas personas utilizaban también para bañarse . )




( En las fotografias superiores podemos ver la zona de salida de las aguas, al final de la balsa, que se introducia por una acequia regulada por una tajadera. )



La primera central eléctrica en esta zona del Bajo Aragón la montó la compañía Rivera-Bernad Sociedad Electrica , cuyo principal socio era D. José Rivera Nolivós. Se instaló en los estrechos del río Martín y comenzó a funcionar en 1901. Tenía una potencia de 1000 kW y la tensión era de 250 voltios de corriente alterna. Para disminuir las pérdidas de energía en el transporte, se elevaba la tensión a 10 000 V.





( Cuando las aguas cruzaban una pequeña acequia, desembocaban en el caidero que podemos ver en las imágenes superiores, llevando el agua hasta el edificio del Columbrillo. )



Inicialmente, el suministro eléctrico se usaba para el alumbrado de las calles, de modo que “daban la luz” desde el atardecer hasta el amanecer, pero con muchas anomalías ya que, según quejas a la compañía, el alumbrado era de escasa fuerza y deficiente luz, con constantes interrupciones y elevado precio de las bombillas.




( En las dos fotografias superiores, podemos ver la tuberia necesaria, ya en el interior del Columbrillo , lista ya para proporcionar energia electrica.)



Posteriormente, se fue instalando el alumbrado también en los domicilios, todo conectado a la misma red de distribución. Al principio no existían contadores de energía y la compañía instalaba una bombilla de incandescencia de 125 voltios y 15 watios en la cocina. Otra instalación normal era una bombilla en la cocina y otra en el patio, de modo que podía funcionar una de ellas a “toda luz” o bien las dos simultáneamente “a media luz”, cobrando la compañía una cantidad fija por el servicio.




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