Admirados Rosarieras y Rosarieros:
Esta Semana Santa, al igual que todos los años, volveréis a regalarnos el privilegio de escucharos de nuevo. Vuestro canto es sobrio, sencillo, tranquilo, sereno. Pero a la vez, sin que sepamos muy bien ni el cómo ni el porqué, nos transmite una aguda sensación de hondura de sentimiento, de calor humano, de rito entrañable para la eternidad. Uno quisiera que el canto de los Rosarieros de Híjar, que ya existe desde hace varios siglos, continuara para siempre, también después de que nosotros hayamos muerto, para que lo puedan disfrutar las generaciones siguientes.
Nuestra Semana Santa nos ofrece siempre la ocasión de escucharos en el entorno perfecto, en el entorno ideal: en las calles y plazas de Híjar, de noche, con luna llena, acompañando a las procesiones, o participando en ellas, en los intervalos de silencio intercalados entre el atronador estruendo de los tambores y los bombos. Vuestro canto, visto y oído así produce una impresión inolvidable. Una impresión que nos hace recordar que muchas de las sensaciones más agradables que puede ofrecernos la vida son así de sencillas; no se pueden pagar con dinero.
Tengo la satisfacción de deciros que algunas personas, que os admiran tanto o más que yo, me piden que os exprese su admiración y su gratitud. Lo hago con muchísimo gusto, aunque de sobra sabemos que vosotros, los Rosarieros, a pesar de todos vuestros esfuerzos, de vuestros ensayos, del tiempo a veces intempestivo, de los madrugones y de muchas otras inconveniencias, no buscáis ni los aplausos ni las alabanzas de nadie.
A vosotros lo que os mueve es un impulso en el que adivinamos un hondo sentimiento de respeto hacia nuestras tradiciones, aunque también un entrañable sentimiento de cariño hacia nuestros mayores, hacia los que ya se fueron, pero a quienes debemos la vida y lo mejor de todo lo que hemos aprendido. También advertimos en vosotros, los Rosarieros, un acusado sentido de pertenencia a una Comunidad, la de la Villa de Híjar, de la que os sentís orgullosos y a la que ofrecéis vuestros esfuerzos sin poner reparos de ninguna clase, y también sin pedir nada a cambio.
En justa correspondencia, os repetiré, aunque ya lo sabéis, que son muchas las personas que en Híjar os quieren y os admiran, porque gracias a vosotros aún se mantiene viva, y tan entrañable y tan hermosa como siempre, esta antigua tradición hijarana.
¡Ánimo, valientes! RECIBID UN ABRAZO MUY FUERTE.
Autor : Enrique Garralaga Robres.
Si Enrique vivan nuestros Rosarieros/as.
ResponderEliminarEs lo que mas me gusta de la Semana Santa.
ResponderEliminarSon fantásticos los rosarieros de Hijar, yo vivo en Calanda pero mis padres son de Hijar y además de llevar durante muchos años a Hijar tambores ,’porque yo rompía la hora primero en Hijar y luego en Calanda, y volvía al entierro, siempre me han encantado los rosarieros de Hijar.
ResponderEliminarVaya mi cariño y admiración a nuestros queridos ROSARIEROS.
ResponderEliminarTenemos que aprender a respetarlos y no enfrentarlos por un reconocimiento que no han pedido.
ResponderEliminarEn verdad que ,da gusto escucharlos, cuanto más lejos mejor se entienden sus cantos perfectos, seguir con vuestro sacrificio, que para todos es una delicia que nos encanta.
ResponderEliminarENHORABUENA Y GRACIAS.
Soy Marimar tengo muchos recuerdos que mi marido deay le gustaba mucho tocar el tambor con los amigos pero del cielo lobera
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