Rafael de León fue un reconocido poeta y letrista nacido en Sevilla, España, en el año 1908 y fallecido en Madrid en 1982. Perteneció a la aristocracia andaluza y heredó tres títulos honoríficos. De pequeño recibió una educación religiosa y en su juventud se trasladó a Granada para estudiar la carrera de Derecho; en esta ciudad su camino se cruzó con el de García Lorca. Habiendo completado su formación académica, regresó a su provincia y comenzó a acercarse al mundo de la música y el teatro; de esta etapa datan sus primeras colaboraciones en la composición de letras. Años más tarde, formó un trío con un músico y un autor de teatro, y dicho emprendimiento tuvo mucho éxito. Como otros importantes poetas de su tierra, fue encarcelado al estallar la nefasta guerra civil. Además de la creación poética y la escritura de canciones, de León incursionó en la creación de guiones cinematográficos, aunque con resultados no tan positivos.
Cabe mencionar que algunas de sus canciones, entre las que destacan "Ojos verdes" y "Siempre Sevilla", fueron interpretadas por personajes de la talla de Raphael e Isabel Pantoja. Algunos de sus poemas, como ser "Romance de aquel hijo que no tuve contigo", se encuentran a continuación.
PULSO DE AMOR .
Iba convaleciente
de una herida de amor en el costado;
iba casi inconsciente
cuando te vi a mi lado
y hasta el pulso por ti se me ha parado...
Buscaba mi cintura
un brazo que de noche la ciñera,
ansiaba con locura,
un labio que se uniera
a mi boca cansada por la espera...
Buscaba un hombro amigo
en donde reposar la madrugada
y un tibio olor a trigo,
una mano apretada
y el divino calor de una mirada.
Estaba tan vacía,
tan harta de soñar y tan sin sueño,
tan lejana y tan fría,
tan libre y tan sin dueño,
que tan sólo morir era mi empeño...
Por lo cual, asombrada,
me quedé contemplando al mediodía
tu figura delgada,
tu süave armonía
y tu casi perfecta geometría.
Alegres nos miramos
en la tarde morada de violetas
y después caminamos
por plazas recoletas
salpicadas de rejas y macetas.
Y de noche temblando,
perdida entre la niebla de tu viento,
me bebí suspirando
la menta de tu aliento,
en un beso apretado, dulce y lento...
¡Qué espesa la saliva!...
¡Qué lejano el rüido de la calle!...
Y el labio como iba
-mariposa en el valle
de la espalda- ... buscando el fino talle...
Se desbocó en mi frente
el pulso como un perro malherido
y paralelamente,
te sentí, en un gemido,
doblarte en mi garganta sin rüido.
Y después... la almohada,
pesarosa del rizo y la postura
y la sábana helada,
-mortaja de blancura-
plisándose sin voz a mi cintura. :
Autor : Rafael de Leon.
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