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sábado, 19 de marzo de 2022

POETA DESTACADO DE LA SEMANA , MIGUEL HERNANDEZ : El silbo del dale .


Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.

De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aun así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.

A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas (1933), donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid.

Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936).

Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.


 

EL  SILBO  DEL  DALE .


Dale al aspa, molino,

hasta nevar el trigo.


Dale a la piedra, agua,

hasta ponerla mansa.


Dale al molino, aire, 

hasta lo inacabable.


Dale al aire, cabrero,

hasta que silbe tierno.


Dale al cabrero, monte,

hasta dejarle inmóvil.


Dale al monte, lucero,

hasta que se haga cielo. 


Dale, Dios, a mi alma, 

hasta perfeccionarla.


Dale que dale, dale,

molino, piedra y aire,


cabrero, monte, astro,

dale que dale largo. 


Dale que dale, Dios, 

¡ay! 

Hasta la perfección.



Autor :  Miguel Hernandez.

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