SEGUNDA PARTE: LA REFORMA GREGORIANA
El calendario juliano, instaurado en el 46 a.de C., aún estaba en vigor en el año 1582 d. de C. Pero entonces la técnica astronómica había progresado mucho, y ya se había conseguido averiguar que la duración del año no es exactamente de 365 días y 6 horas, sino algo menor: 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Por lo tanto, para que el calendario oficial vaya acompasado con el tiempo real, no hay que añadir 6 horas cada año (o sea, un día cada 4 años) sino un poco menos.
Esta pequeña diferencia es insignificante, incluso para un periodo de algunos siglos. Pero se había ido acumulando a lo largo de los 1.628 años de vigencia del calendario juliano, y ya había ocasionado un desfase de 10 días entre el calendario oficial y el tiempo real. Esta vez, el Imperio Romano ya hacía más de mil años que se había extinguido, y fue el Papa de Roma, Gregorio XIII, quien promovió la necesaria reforma, que naturalmente, se llamó “Reforma Gregoriana”, y el calendario resultante, “Calendario Gregoriano”, que es el que usamos hoy.
GREGORIO XIII
El principal responsable de la reforma gregoriana fue el matemático jesuita alemán Christophorus Clavius, que recomendó al Papa lo siguiente:
1º.- Acompasar el calendario oficial al tiempo real. Para ello, el día siguiente al jueves, 4 de octubre de 1582, fue el viernes 15 de octubre de 1582. Aquel mes tuvo 10 días menos de lo habitual. Curiosamente, Santa Teresa de Jesús murió el 4 de octubre de 1582, y fue enterrada el día siguiente, es decir, el 15 de octubre de ese mismo año.
2.- En principio, eran bisiestos todos los años múltiplos de 4. Pero en adelante, no lo serán los que acaben en 00, a excepción de los que sean divisibles por 400. Concretamente: 1600 fue bisiesto, pero no 1700, 1800, 1900. Sí que fue bisiesto el año 2000, pero ya no lo será el 2100, 2200, etc, etc.
Los países católicos aceptaron el calendario gregoriano inmediatamente. Los países protestantes eran reacios al principio, a causa de la entonces reciente ruptura con la Iglesia Católica, pero acabaron aceptándolo algunos años después, sobre todo porque se convencieron de que manteniendo el calendario juliano, el desajuste con el tiempo real no podía sino empeorar.
En el siglo XXI, la Iglesia Ortodoxa es la única Iglesia Cristiana que todavía no ha aceptado la reforma gregoriana. En la Rusia zarista se regían por el calendario juliano, pero a partir de la Revolución Comunista de 1917, las nuevas autoridades soviéticas adoptaron el calendario gregoriano. También se adoptó en China en 1929, y su uso es hoy prácticamente universal, aunque en algunos países convive con otros calendarios locales, para preservar ciertas tradiciones.
Hoy en día, la precisión de nuestro instrumental astronómico es casi increíble. Y se ha mejorado tanto la determinación de la duración del año, que se sabe que el calendario gregoriano tampoco es absolutamente exacto, y que debe producir un error de 1 día cuando hayan transcurrido los próximos 3.300 años. Pero eso no ocurrirá, porque para evitarlo, ya se están tomando medidas. Al final de 2016 se ha añadido un segundo a la duración de dicho año.
Ahora comentaremos algunos detalles más sobre el calendario: la semana de 7 días fue instaurada por el Emperador romano Constantino I el Grande, en el año 321 d. de C. Los nombres de sus días recuerdan los de todos los astros visibles a simple vista (naturalmente, entonces no había telescopios), sin contar las estrellas: Lunes (La Luna), Martes (Marte), Miércoles (Mercurio), Jueves (Júpiter), Viernes (Venus), Sábado (Saturno), Domingo (el Sol). El día sagrado para los cristianos es el Domingo, para los judíos el Sábado, y para los musulmanes, el Viernes.
La Semana Santa procede de la “apropiación” que hizo la Iglesia Cristiana de una festividad que era muy antigua: la del comienzo de la primavera. Tenía lugar la primera semana de luna llena después del comienzo de la primavera (después del 21 de marzo). Actualmente, la fecha de celebración de nuestra Semana Santa sigue ese mismo criterio, pero habiendo sustituido la fiesta de la llegada de la primavera por la conmemoración de la pasión y muerte de Cristo.
La festividad de la Navidad tiene el mismo origen. En principio, era una celebración anterior al cristianismo, la del comienzo del invierno, época en la que el trabajo en el campo ya no es tan agobiante. La Iglesia Cristiana la “reemplazó” por la conmemoración del nacimiento de Jesús. Pero no hay ni una sola evidencia histórica, ni una prueba arqueológica, ni ningún documento que demuestre que Jesús nació el 25 de diciembre. Sencillamente, no se sabe en qué día nació. En contra lo que muchos creen, tampoco los Evangelios lo aclaran. Pero la tradición pesa mucho, y se nos hace difícil (a mí, al menos) no asociar mentalmente el 25 de diciembre al Belén, los villancicos, etc.
La fiesta de los Reyes Magos, el 6 de enero, es una celebración exclusivamente española y de varios países de Hispanoamérica. En todos los demás países occidentales, las celebraciones navideñas van solamente de Nochebuena a Año Nuevo. Quizá sea esa una de las razones por las que se va perdiendo la costumbre (que muchos recordamos con agrado) de que sean los Reyes Magos quienes traigan juguetes a los niños.
En algunos países, como Francia, quiere la tradición que Papá Noel venga, por Navidad, desde el nevado país de Finlandia. A los niños holandeses les trae los juguetes San Nicolás (“Santa Klaus”, o “Sinterklaas” en su idioma) antes de Navidad, el 5 de diciembre. Es curioso que la imagen de Santa Klaus, para los niños holandeses y alemanes, es la de un venerable anciano que viene cargado de regalos …desde la lejana y misteriosa España.
Acabada esta breve historia de nuestro calendario, les deseamos un
FELIZ AÑO 2022 DE LA ERA CRISTIANA, QUE TAMBIÉN ES EL AÑO 1444 DEL CALENDARIO MUSULMÁN, Y EL AÑO CHINO DEL TIGRE 2022.
Autor : Enrique Garralaga Robres.
Muy curioso Enrique. Saludos desde Barcelona.
ResponderEliminarMuchas gracias y feliz Año Nuevo
ResponderEliminarSin Covid, si puede ser.
La Semana Santa procede de la “apropiación” que hizo la Iglesia Cristiana de una festividad que era muy antigua: la del comienzo de la primavera. Discrepo de esto, pues está bien claro en los evangelios que Cristo fue crucificado durante la pascua Judía, y en ella se basa la Iglesia Cristiana a la hora de establecer las fechas de la Semana Santa. Otra cosa es que la Pascua Judía coincida con el inicio de la primavera.
ResponderEliminarEfectivamente, la crucifixión de Jesús tuvo lugar durante la pascua judía. Pero tras su muerte y resurrección, la nueva religión cristiana no arraigó en absoluto en Judea, que continuó con su religión hebrea, sino en Roma. En el mundo romano no se celebraba la pascua judía, sino las tradiciones paganas. La Iglesia cristiana acabó por imponerse al paganismo y extenderse por todo el imperio romano, a partir del emperador Constantino I el grande, en el siglo III d. C.
ResponderEliminarMuy interesante Enrique, siempre me sorprende al leer tus textos, y siempre se queda una frase en la memori.a
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