Además de su plantilla directa, de esta factoría dependen miles de puestos trabajo en empresas auxiliares.
La factoría de Opel en Figueruelas (Zaragoza) ha emprendido un plan de ajuste que, de momento, va a suponer la desaparición de 300 empleos y la aplicación de un ERTE para el resto de la plantilla, cuya negociación se está ultimando con el objetivo de empezar a aplicarlo en cuestión de días, a principios de mayo.
Lastrada por la crisis del mercado automovilístico, ahora la escasez de suministros de semiconductores ha sido la puntilla que ha hecho activar este plan de crisis que acaba con los 300 empleados de un turno de noche. Ahora tocaba renovar o ampliarles los contratos a esos trabajadores, y Opel ha optado por no hacerlo y prescindir de esos puestos ante la caída de la producción.
Son los primeros y más damnificados por esta situación, pero no los únicos. Para el resto de la plantilla, la dirección de la factoría y los sindicatos están ultimando la negociación de un ERTE que ya está a punto de cerrarse para los trabajadores de oficinas y que, con más o menos modificaciones, se replicará en las líneas de producción.
La situación que atraviesa la factoría de Opel en Figueruelas supone una zozobra añadida para la economía aragonesa. Esta es la mayor fábrica de la región y su principal pulmón industrial. De esta planta dependen unos 5.500 empleos directos, sin contar los 300 que ahora se quedan sin trabajo. Además, de esta fábrica también dependen miles de empleos más, los que hay en empresas suministradoras cuya actividad dependen de los contratos que tienen con la factoría de Opel de Figueruelas.
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