Acudo a su llamada, me concito
en esa redondez que sabe a era.
En esa plenitud, donde él espera
de negra vestimenta para el rito.
¡Su toque suena a llanto y suena a grito!
Tambores de mantillas, o de peana.
Tambores de gemido y ronco acento.
Tambores que pregonan lo que siento
igual que lo voltea una campana.
¡Son dueños del dolor, esta Semana!
De Ramos, en Domingo se han vestido.
Lunes, Martes, cofrades de amargura.
El Miércoles orando en la negrura.
Y el Jueves, ¡ay el Jueves!, su sonido...
¡corazón de la gente convertido!
A la luz de mañana, o tarde herida,
el redoble no cesa clamoroso.
Ya pasando de triste, a lo gozoso,
ya pasando de muerte hacia la vida
en momentos de Gloria o despedida.
Fue en las calles, rosario penitente.
Para Cruz, con su altura, la escalera.
Dolorosa de suave primavera
o Jesús, en el Paso más doliente.
¡Hasta llora el Martín en su corriente!
Fue el palillo, la maza, y el desvelo
en ese redoblar que parte el alma.
Se hizo pena, nostalgia, ruego, calma...
Al sufrir de María, fiel consuelo.
Al morir de su Cristo, puro duelo.
Por un cielo de siglos, sol y luna,
nuestros padres sonríen cuando “grita”.
¡Y vestimos la piel donde palpita
cuando hallamos su herencia, en la fortuna
de soñar el tambor desde la cuna!
Autora : Teresa Rubira.
Abajo les dejamos el poema en la voz de Teresa Rubira.
Entre Teresa y Ramon, con sus dedicatorias y sus lecturas de poesías , narraciones y todo que, les ocurre, nos instruyen y , nos incitan a recitar también a nosotros, pero sin voz ni gracia.
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