CIENTIFICOS 2. EL APOYO A LOS CIENTIFICOS . Autor: Enrique Garralaga Robres.

 

Da envidia, sana envidia por supuesto, escuchar  historias cono la que vimos en el artículo anterior (“El trabajo de los científicos”). Porque además de un enorme talento, es necesario insistir en que se necesita el apoyo material y moral de las Instituciones Oficiales para que las personas dedicadas a la Ciencia puedan disponer de medios adecuados para efectuar Investigación Científica de alta calidad. La Investigación Científica es la clave para el desarrollo posterior de patentes, que a la larga crean productos industriales nuevos y que generan riqueza y empleo. 

Una gran parte de los descubrimientos científicos más importantes del siglo XX se efectuaron en Universidades británicas, que se cuentan entre las más prestigiosas del mundo, como por ejemplo las de Cambridge, Oxford, Manchester, Saint Andrews, el Imperial College de Londres, etc. Todas ellas consiguen generosas dotaciones económicas para sus investigaciones, tanto por parte de Instituciones Oficiales como Privadas. En Inglaterra, la tradición de dar apoyo a sus científicos, ya viene desde lejos.

En el siglo XIX era Inglaterra la primera potencia mundial. La Reina Victoria, con la Corte y el Gobierno en pleno, con todos sus Ministros, tenían la costumbre de asistir a unas conferencias que daba anualmente el eminente Científico Michael Faraday, exclusivamente para exponer sus descubrimientos de aquél año (esto es algo absolutamente impensable en España, tanto entonces como hoy en día). En su conferencia de 1859, explicó Faraday que había inventado un aparato que permite elevar o reducir a voluntad el voltaje de los circuitos eléctricos de corriente alterna (a este dispositivo hoy le llamamos “Transformador”).

El Ministro de Hacienda le preguntó: “Y este aparato, ¿para qué sirve?”. Le respondió Faraday: “Aún no lo sé con seguridad, pero de lo que sí estoy seguro es de que sus sucesores en el Ministerio de Hacienda recaudarán mucho dinero por este aparato en concepto de impuestos”. Profecía que se cumplió a rajatabla.

Cada año, la Reina, la Corte y todo el Gobierno de Gran Bretaña, visitaban a Michael Faraday, para que les tuviese al corriente de sus descubrimientos

Hoy en día, sigue siendo Inglaterra uno de los países punteros en Investigación Científica. En 1901 se instituyeron los Premios Nobel (inicialmente eran solo los de Física, Química, Medicina y Literatura; años después se añadieron los de Economía y de la Paz). Hasta ahora, el número de ciudadanos británicos galardonados con el Premio Nobel en las tres ramas científicas (Física, Química o Medicina) es de 79.

En 2017 visité la Universidad más antigua de Berlín, llamada “Universidad Alexander Von Humboldt”. Al cruzar el hall de entrada al edificio, vi una ancha escalera, por la que subí al primer piso, y allí me encontré con una gran galería de retratos, todos de igual tamaño y formato, y enmarcados de igual manera. Eran las fotografías de los Profesores de esta Universidad que habían sido galardonados con el Premio Nobel. Conté 74. Todos ellos tenían el Premio Nobel de Física, de Química o de Medicina, excepto uno, que lo tenía de Literatura. Había allí muchos Profesores cuyos nombres son muy famosos en el ámbito científico, y por supuesto, figuraba también uno muy conocido popularmente, Albert Einstein.

Encuentro en Internet que el número total de ciudadanos alemanes que han obtenido el Premio Nobel en las tres especialidades científicas, es de 89. Este país siempre ha hecho lo posible, y lo sigue haciendo hoy, para proveer a sus científicos de todos los medios necesarios para el avance de sus investigaciones, aún siendo en ocasiones muy costosos. ¿Nos parece sorprendente que hoy sea Alemania una de las principales potencias industriales y económicas del mundo?

Universidad Alexander Von Humboldt. Berlín

Un país vecino del nuestro, Francia, cuenta con 34 laureados con los Premios Nobel en Física, Química o Medicina.

¿Y qué ocurre con España, país tan cercano a los que he citado hasta ahora? Sólo tenemos un español galardonado con un Premio Nobel científico: el de Medicina, que se le otorgó al aragonés Santiago Ramón y Cajal en 1906; muy merecidamente, porque no pudo disponer de un apoyo tan generoso y decidido por parte de su país, como el que disfrutaron y aprovecharon muchos otros científicos europeos. Todo lo consiguió a base de esfuerzo y perseverancia. Decía: “Cuando un aragonés se pone a ser paciente, que le echen alemanes”.

D. Santiago Ramón y Cajal

En 1959 se le concedió el Premio Nobel de Medicina al asturiano Severo Ochoa. Pero entonces llevaba varios años residiendo en Estados Unidos, país al que había tenido que trasladarse para poder disponer de los medios necesarios para sus investigaciones.  Ya aestaba nacionalizado como ciudadano norteamericano, por lo que habitualmente se le cuenta entre los 239 científicos estadounidenses que han sido galardonados con los premios Nobel de Física, Química o Medicina.

D. Severo Ochoa de Albornoz

En España, la mayor parte de las Instituciones Públicas y la casi totalidad de sus Políticos, aún no tienen totalmente asumido que en el mundo actual, la prosperidad material de un país va inevitablemente unida a los grandes avances científicos y técnicos, los cuáles, ni son gratuitos, ni fruto de la casualidad. Se consiguen a costa de mucho talento, mucho esfuerzo y mucho dinero; pero este dinero es la inversión más rentable que existe. Beneficia en primer lugar al país de origen, y a la larga, a toda la Humanidad.

Autor : Enrique Garralaga Robres.