Año Nuevo; de suyo, trajo frío.
Se marcharon los Reyes, y el roscón
volverá, si algún santo lo requiere
según manda costumbre y tradición.
Ya subiendo la cuesta, bien de enero,
bien al barrio tan nuestro, San Antón,
peregrinos seremos, otra tarde,
donde hallar el motivo y la razón.
Señorial una plaza. Digno emblema,
que se abraza al pasado en su rincón.
La más cerca del cielo, la más grande.
La que sabe cuidar con devoción
a ese santo, que vive entre sus muros,
y al que quiso elegir como patrón.
Presidiendo, la ermita, nos contempla.
Rica joya, y orgullo de Aragón.
Patrimonio heredado que pervive
regalando a la villa su esplendor.
Cuando el día se muestre anochecido,
prenderá de la hoguera el corazón.
Piña somos, y piñas arderemos
a la luz de la fiesta y del calor.
Juntaremos las manos, las miradas,
los asados, las risas, o el dolor,
y en la llama que suba hasta los cielos,
leerán nuestros padres la oración.
Todo el pueblo comparte la alegría
en la noche que clama a San Antón.
¡¡Quedará nuestra plaza bendecida,
cobijada en su manto protector!!
Autora : Teresa Rubira.
Prima, como se dicen en la Semana Santa de Hijar, como siempre como nunca, la Teresa apunta, como nunca como siempre, la Teresa se escucha y se siente.
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