Son de todos los tamaños. Piezas sencillas, de valor incalculable y totalmente accesibles para cualquier presupuesto. Un auténtico lujo. Desde siempre, se llaman MADRES.
La nuestra cumpliría hoy noventa y tres años. Tenía la espalda molida de trabajar en el campo y el corazón "partío" de haber perdido a su amor de toda la vida, pero quería vivir sola "que ya me llegará el tiempo de dar murga cuando sea vieja". Se levantaba temprano para limpiar “su mansión” de cincuenta y nueve metros, y preparaba a diario comida por si llegaban los nietos sin avisar "si no vienen, la congelo y les guardo el tuperguar, que bien les viene después, con el ajetreo que llevan los pobres".
De la muy justa pensión, vivía, pagaba sus obligaciones (eso lo primero), nos daba propina, y ahorraba "para que no me tengáis que pagar el entierro". Sabía disculpar, sonreír y divertirse con pequeñas cosas. Aparte de las muy queridas de Híjar, hizo también amigas en Zaragoza, de edades parecidas, con las que jugar a los seises y merendar algún domingo, "qué bien nos sientan los bocadillos de calamares y la cervecica". "Mama, supongo que la pediréis sin alcohol", "¡ah, no sé, no preguntamos!". Y también se lavaba mucho porque "los viejos no tenemos que oler a viejos". Comía de todo, dormía con la conciencia tranquila, y se quejaba poco de sus múltiples achaques, "si el médico da tres pastillas, me tomo media, que me leo muy bien lo que pone en los prospectos, y te arreglan una cosa y te estropean diez" Los prospectos, y los libros a los que se aficionó, "hijas es que ahora tengo algo más de tiempo". Y luego, cuando le llegó el final, se fue con la mayor dignidad.
Estoy describiendo a nuestra madre, pero bien podía ser cualquier madre de nuestro pueblo. ¡¡Grandes, generosas, fuertes, entregadas... ¡
Ahora las echamos en falta, ¡mucho! Por eso, vaya desde aquí un abrazo grande para todas. Seguro que las tenemos juntas en el cielo, protegiéndonos, alegrándose todo lo bueno que nos pasa. Y, quizá hoy, recordando el 93 cumpleaños de la nuestra, ¡porque ellas sabían celebrarlo todo!
¡¡FELICIDADES, MADRES DE CIELOS Y TIERRAS!! ¡OS QUEREMOS!
¡SOIS NUESTRO MEJOR REGALO!
Entrañable y muy, muy acertado, Teresa. Por cierto, muchas felicidades, por la parte que te toca a tí también, y por este artículo.
ResponderEliminarMuy bonito Teresa. Felicidades a todas las madres y a ti Teresa también
ResponderEliminarTu primo te felicita por describir a vosotras las madres, a todas, como dices en tu articulo.
ResponderEliminarMuchos besos.